Hace un tiempo que sigo Rhiannon Giddens y siempre me sorprende la calidad de su música, su talento al componer, cantar e interpretar diversos instrumentos, su versatilidad y su ambición artística al embarcarse en infinidad de proyectos de diferentes estilos de música. Además de ser una estupenda violinista, toca el banjo con maestría y canta con una voz poderosa y llena de sensibilidad.

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La conocí como integrante de un fantástico grupo llamado Carolina Chocolate Drops, una formación fantástica de músicos que exploraban la música folk americana desde la óptica afroamericana; canciones aparentemente old-time pasada por el tamiz que aportaron los negros y que a menudo se ignora, con toques blues, zydeco, cajún, etc.

Desgraciadamente, los Carolina Chocolate Drops se disolvieron pero Rhiannon ha continuado con infinidad de proyectos, tanto en solitario como en colaboración con otros artistas. Dado que, si mencionara todas sus actividades, el artículo no acabaría nunca, voy a hablar un poco solo del conjunto con el que más ha colaborado últimamente, una iniciativa nada menos que del violoncellista Yo-Yo Ma que tiene en Rhiannon a su alma dirigente.

Yo-Yo Ma concibió Silkroad (Ruta de la Seda) en 1998 como un recordatorio de que, si bien la rápida globalización ha generado división, también ha traído posibilidades extraordinarias de trabajo en equipo. En un intento por comprender esta dinámica, reconoció la Ruta de la Seda histórica como un modelo de colaboración cultural, para el intercambio de ideas, tradición e innovación a través de las fronteras. En un experimento innovador, reunió a músicos de las tierras de la Ruta de la Seda para cocrear un nuevo idioma artístico: un lenguaje musical fundado en la diferencia, una metáfora de los beneficios de un mundo más conectado. 

Esta reunión inicial de artistas se basó en una pregunta inicial sencilla: “¿Qué sucede cuando dos desconocidos se conocen?”. Y así nació Silkroad, un conjunto de gira compuesto por músicos de talla mundial de todo el mundo y una organización de impacto social que trabaja para generar un impacto positivo entre fronteras a través de las artes.

En la actualidad, bajo el liderazgo de la directora artística Rhiannon Giddens , Silkroad crea música que aborda las diferencias, generando una colaboración cultural radical y un aprendizaje impulsado por la pasión para un mundo más esperanzador e inclusivo.

Y es así cómo llegamos a este tema, Swannanoa Tunnel, una música que comienza como un sencillo canto de blues acompasado rítmicamente al modo de los campos de trabajo de esclavos o, más apropiadamente, a las obras de construcción de las vías de ferrocarril, donde a menudo se trabajaba al compás del martillo (y de ahí también el nombre del álbum: American Railroad) donde luego se incorpora el violín (o fiddle) para luego ir incorporando el resto de músicos cada uno con un estilo y un instrumento singulares; y es que podemos encontrar músicos indios, asiáticos, europeos, árabes, etc.,

No es fácil hacer música de fusión con tantas influencias diferentes y que el resultado sea tan interesante. Porque a menudo se mezclan estilos porque sí, sin una sensibilidad común, pero creo que Silkroad ha conseguido una compenetración tan natural que parecen haber creado su propia tradición.

Es especialmente emocionante y bonito el diálogo entre el violín y la tabla indostaní, a partir del minuto 4:00.

Un ejemplo de cómo la música conecta las almas, y nos hace latir al mismo compás, por muy distintos creamos que somos.

Este tema es un adelanto del album American Railroad, que se publicará aproximadamente dentro de un mes.

 

https://www.silkroad.org/

https://rhiannongiddens.com/