El panorama «fiddle» en España no es por desgracia demasiado amplio. Y por fiddle me refiero al violín aplicado a nuestra música folclórica, a nuestro «folk». Desgraciadamente, incluso se hace más folk anglosajón que música popular de raíces ibéricas. ¿Por qué la dejamos tan de lado? Parecería que nuestra música autóctona no nos interesa, o la tenemos tan asumida que no nos atrae tanto como los exóticos estilos foráneos. O que no concebimos el violín como un instrumento de la música popular, sino como el príncipe elitista de la música clásica (por llamarla de alguna manera).
En el norte, quizás bajo la influencia celta, sí encontramos bastantes buenos fiddlers, y mayor interés por la música de raíces, pero ese interés parece que va haciéndose cada vez más difuso según bajamos por tierras castellanas, al menos en las grandes ciudades. Sin embargo sí que hay buenos músicos luchando contra esta aparente desidia por nuestro tesoro cultural; gente como el estupendo grupo «Martina quiere bailar«, o como la pareja que traigo hoy, formada por el guitarrista Chuchi2 y por la fiddler Blanca Altable.
Aunque como digo el violín no se utiliza mucho en la tradición folclórica castellana, más dada a dulzainas y bandurrias, quizás algún rabel, Blanca Altable, que inició su aprendizaje bajo la disciplina de los estudios clásicos, ha sabido adaptar los sonidos de otros instrumentos como la dulzaina, instrumento que su abuelo dominaba y de quien asimiló estos sones para enriquecer e inspirar su forma de tocar.
Blanca Altable no ha dejado de estudiar y formarse como fiddler, asistiendo a Fiddle camps internacionales en California, Nueva York y Escocia, conectando con grupos sociales donde al fiddle sí se le cobija y tiene su espacio… Galicia, País Vasco, Quebec, Escocia, USA…
Desde aquí voy a aprovechar para agradecerle a Blanca Altable no sólo su música, también su labor pedagógica, y su colaboración en eventos como «Crisol de Cuerda tradicional» que sirven para inspirar a más músicos a adentrarse y buscar sus propias raíces, enriqueciendo un legado que nos debería servir de acicate para construir y trabajar sobre él, ya que está en el corazón de nuestra cultura y nuestra historia.
Además ahora, si queréis conocerlos mejor, tenéis la oportunidad de aprender un poco más de música tradicional castellana, además de bailar y comer en un ambiente natural en compañía de Blanca, Chuchi2 y Patricia Melero como profesora de baile tradicional. Sólo tenéis que apuntaros al tentador Fin de Semana Eco-Folki que llevan organizando desde hace 4 años en Burgos. Tres días de noviembre para disfrutar con placeres sencillos y la diversión más auténtica.
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