Cuando empezamos una relación con alguien, todo el tiempo que no estamos a su lado nos parece perdido. Al principio todo es nuevo, apasionado, excitante, tienes muchas expectativas, te imaginas experiencias y sensaciones que saboreas antes de tiempo, crees que todo será así para siempre y que rápidamente empezarás a recibir tu gratificación.
La realidad, una vez pasado un tiempo, es a menudo más terrenal. Cuando estar con ella empieza a ser, de forma paulatina y sin que te des cuenta de cómo ha sucedido, una costumbre, una rutina, a veces placentera, a veces feliz, otras veces tranquila, alguna tediosa, incluso puede que ese día prefieras salir con tus amigos antes que estar con ella. Al final empiezas a sentir cierta pereza, la pasión se convierte en cariño, el cariño corre el peligro de no ser suficientemente apreciado, de confundirlo con la indiferencia.
Llegan las discusiones, ves defectos donde antes sólo había encantadora personalidad, y dudas. Dudas de si realmente ella es la persona con la que quieres pasar el tiempo de tu vida. Reconciliaciones, altibajos, momentos buenos, malos, la vida en definitiva. Pero te das cuenta de que no podrías vivir sin ella.
Con el violín he recorrido ese camino del enamoramiento, las dudas, los altibajos, el hastío de la rutina, la felicidad de tocar sin pensar que estás practicando, los ejercicios insufribles, las actuaciones terroríficas.
Hablo desde la perspectiva de quien ha estudiado/estudia sin el propósito de llegar a ser profesional, sin la presión de un conservatorio, un temario planificado, unos profesores o una grupo u orquesta que me obligue a alcanzar algo concreto. Eso tiene sus ventajas y sus desventajas. Las ventajas de evitarte el stress y la tensión que unas expectativas profesionales imponen; y las desventajas de que dedicándole mucho menos tiempo no obtienes ni la mitad del rendimiento ni de la calidad que buscas.
Así que, si estás atravesando unos días de desánimo, hastío, pereza o dudas, no empieces a agobiarte: es normal. A mí me pasa, no siempre estás con las mismas ganas
«Maestro ¿cuántos días a la semana hay que tocar? -Sólo los días en los que comas.«
S. Suzuki
- Esta cita del maestro Shinichi Suzuki es un buen ejemplo de lo que debemos buscar. Peeero también un buen ejemplo de que la mentalidad latina es diferente a la oriental. Cierto, deberíamos tocar todos los días pero, si no lo conseguimos, eso no significa que debamos sentirnos culpables y pensar que es mejor dejarlo. Tocar todos los días de forma rutinaria, desconcentrada y rápida es peor que tocar menos pero con ilusión, intensidad, inteligencia y pasión.
- La perseverancia no es lo mismo que la rutina. Tocar escalas todos los días es una cosa, pero tocar todos los días las mismas y de la misma manera es otra. Ir teniendo un nuevo y pequeño objetivo cada día (ese compás difícil, ese cambio de posición…) ayuda a tener ilusión por avanzar y confianza en lograrlo.
- Toca (también) la música que te gusta escuchar. Aunque te guíes por un Método, unos ejercicios determinados, no dejes de probar a tocar también lo que te gusta escuchar, ya sea Bach, los Chichos o Metallica.
- Ten un grupo. Participa en proyectos colectivos. Ensaya y actúa con ellos.
- Ten proyectos personales. Aunque te vaya muy bien en los estudios no hay que dejar de desarrollar un trabajo personal fuera de lo académico.
- Vence la pereza inicial. Muchas veces me ocurre que, aunque en ciertos momentos no tenga ganas de ponerme a tocar, al rato de estar practicando ya me encuentro a gusto. Solamente hay que vencer la inercia y pereza inicial, luego empiezas a meterte en ello y a disfrutar.
- Ten un refugio para tocar. Pocas veces el lugar donde tocamos reúne las condiciones ideales. Y también un tiempo reservado para el estudio.
- Si piensas que no estás avanzando prueba a tocar alguna pieza de las que practicabas hace un año o dos. Probablemente te sorprenderás de que lo que te resultaba dificultoso entonces ahora lo ejecutas con mucha mayor soltura.
- Cuida tu estado físico. Cuando tocas mucho puedes empezar a tener molestias de todo tipo; moretones o rozaduras en el cuello, dolor de cervicales, si tocas de pie se te cargan las piernas, los riñones se cansan… todas esas molestias terminan inconscientemente produciendo un malestar que hace que ya no apetezca ponerte a tocar. Usa un pañuelo en el cuello si te sale el callo del violinista, o intenta relajarte al tocar, prueba otra almohadilla… Haz ejercicios de estiramientos y relajación cada cierto tiempo y antes y después de una sesión larga de práctica.
- Si te da vergüenza que te oigan mientras practicas lo pasarás mal y terminarás no queriendo tocar. Puedes usar una sordina o un violín eléctrico para tocar sin miedo. No es conveniente tocar con sordina siempre, porque apaga muchos matices, pero mejor eso que practicar intentando tocar bajito.
- A veces, cuanto menos tocas, menos te apetece. Y es que tocar poco hace que toques mal, tocar mal hace que no te apetezca tocar, con lo que tocas menos aun, no avanzas, etc… y así entras en un círculo vicioso cada vez peor.
- Tus profesores, educadores y en general las personas que te rodean tienen una gran influencia en nuestras sensaciones al afrontar el instrumento. El maestro debe ser exigente pero sobre todo debe ilusionar y motivar. Alguien que sólo critica y señala defectos puede ser muy destructivo. Igualmente las personas que nos rodean pueden hacer un gran daño. Una palabra sarcástica de alguien que tal vez sólo intenta parecer ingenioso o gracioso puede herir nuestra confianza, nuestras ilusiones. Estos seres destructivos y tóxicos debemos tratarlos con distancia, y no dar una desmedida importancia a sus pullas.
Así que si empiezas a tener esas vacilaciones, no te agobies. Simplemente sigue en tu empeño y, si algún día decides dejarlo, que sea por otra cosa que realmente merezca tanto la pena y te haga la misma ilusión.
Fuente de la imagen principal: I Want Candy
Muy buen artículo, muy interesante!
Gracias por tus palabras. Ahora me siento mejor.
muy interesante la cita Suzuki! muy buen artículo.
Gracias a ambos :-)
excelente articulo!! la verdad que hace un tiempo que empece con el violín y me pasa eso muchas veces!! muchas gracias por dar ánimos a no dejarnos vencer por esas «pequeñas» cosas de cada día! saludos desde argentina!!
Me alegro de que te anime a seguir, el que llega más lejos no es el que no encuentra dificultades, eso nos pasará a todos, sino el que las supera.
Gracias…. Todos pasamos por lo mismo!!! Y muchas veces la gente que nos rodea le gusta lo que tocamos pero nosotros siempre sentimos que nos falta mucho o que no avanzmos nada
Excelente articulo, estos consejos ayudaran muchisimo :D
Hola. Me llamo Carmen y mi hijo de siete años va a empezar a tocar el violín en unos días. Yo que tengo muchíiiiisimossss años más…y que adoro la música (desde que nací) he decidido intentar estudiar violín con él. Siento mucho miedo y creo, a veces, que estoy un poco «loca» ….Este artículo me ha preparado un poco para lo que me espera. Aún así….tengo tanta ilusión que, tal y como dice el artículo, debo esperar la misma fuerza para dejarlo….que espero no llegue nunca. Gracias al artículo y a la página en general….
Pues enhorabuena y mucha suerte a los dos en la aventura. Es normal tener un poco de miedo, incluso es bueno, si lo tienes es porque realmente te importa.
Bienvenida a Deviolines, aquí estamos todos un poco locos también, pero es una locura maravillosa ;-)
Gracias tu me inspiras siempre ya que empezaste tarde… Verás tengo 24 años y apenas empece con el violín a comienzos del año y es bastante frustrante pero me alegro saber que no solo a mi me pasa… Ahora tengo la oportunidad de empezar el violín academicamente por decirlo así… Gracias de verdad
Me alegra mucho que te sirva para darte ánimo, fuerza y perseverancia. Tú empezaste a una edad más temprana antes que yo, así que tienes ventaja…
mi director de orquesta es así como describes ,pero en lo personal ,aunque a veces a sido muy grosero eso no me desmotiva ,pues cuando estoy a solas y toco por que me gusta cierto tipo de música me hace feliz ,eso si en la orquesta soy un desastre ,pero por gusto no :)
Muchas gracias, a los que empezamos como tú, de mayores, nos es de una gran ayuda leer estas cosas. Gracias de nuevo.
Exelente como siempre, muchas gracias por el apoyo y saludos!!
Gracias a ti Luis por comentar.
Excelente artículo :)
Muchas gracias Laura.
el articulo es muy bueno…nos conecta!!!!.en mi caso, ya tengo 52 años, y he estudiado-tocado violin en tres ocasiones…una de ellas durante 4 años…y aborte por el profesor: de todo excepto motivador. Creo que un buen articulo sobre profesores seria muy revelador….gracias por compartir tu experiencia. este año decidi volver a tener con esa amante celosa que es el violin…asi que deséame buena singladura…por cuarta vez!!!
Se me pasan muchos comentarios sin responder, lo siento Enrique, te deseo buena singladura, con mucho retraso, pero espero que aun sigas ahí liado frotando cuerda.
Me ha encantado el artículo! Enhorabuena! :)
Muchas gracias nickto, muy amable :-)
Estoy pasando por un momento complicado con mi aprendizaje. Me siento muy desmotivada con mis clases, con la sensación de que voy lento y de que me cuesta integrar todo (hay demasiadas cosas que necesito corregir…. cuando logro corregir una, comienzo a hacer otra mal, ayyyy!).
He tenido desánimo hasta las lágrimas y la conclusión que saco, es que tengo que seguir… lentito, a mi ritmo, cuidando mi salud, tocando lo mejor posible, procurando mantener la concentración… pero no abandonar el violín por estar pasando esta temporada mala
Me ayudó mucho leer tu artículo, y en general, me encanta tu página, llevo años aprendiendo, la mayor parte del tiempo sola y hace poco con un profesor. Toda la información que entregas, y la empatía y dedicación que pones en cada publicación es super valiosa, especialmente para quienes no tenemos educación musical formal. Muchas gracias!
Hola Alejandra, te entiendo muy bien, a veces parece que no avanzamos por la cantidad de tiempo que le dedicamos y lo lento que se va haciendo llegar a tocar cualquier cosa decentemente. Creo que los budistas tienen una sabia actitud cuando enseñan que es mejor no ver el trabajo como un medio para conseguir un fin, sino como un fin en sí mismo, ver la práctica y el estudio de una manera concentrada pero relajada e intentar disfrutarlo también, sin estar obsesionado con unas metas y unos objetivos que en algunos casos terminan siendo como exigencias penosas y estresantes. Disfruta más el camino.
Por lo demás, gracias por animarme por tu parte tú a mí con esta página, que también a veces me supera un poco, pero leer que es útil a mucha gente es muy gratificante y motivador para seguir trabajando en ella.
¡Un saludo y enhorabuena por continuar a pesar de las dificultades!