Toribio del Olmo fue un violinista de Algora, Guadalajara. Era el violinista de la ronda en una época y un lugar donde el violín era el rey del baile y de la ronda. En la primera mitad del siglo XX, en la provincia de Guadalajara el violín era el rey. En otros sitios se llevaba más la dulzaina o la gaita, pero en Guadalajara era el violín. Curiosamente, en los últimos años, en la península se está dando un auge del violín como protagonista en la música popular, folk, o como se quiera llamar. Y casualmente tenemos una relación estrecha con algunos de ellos, así que qué mejor que violinistas contemporáneos para revivir el repertorio de Toribio del Olmo».

Hermanos Cubero, eldiario.es

Los que hemos vivido siempre en ciudades grandes somos ignorantes de una gran parte de la realidad que apenas conocemos de oídas. A veces sabemos más de folclores de otros continentes que de lo que ocurre a 100 km. de distancia.

A mí me pasa mucho con el folclore castellano, del que sé bien poco, y no lo sigo como debería. Incluso me ha sorprendido saber esa importancia de mi instrumento favorito en la vecina Guadalajara.

Afortunadamente sí que soy seguidor de los Hermanos Cubero, un dúo de guitarra y mandolina que siempre me ha gustado por que ha conseguido producir una alquimia única entre la tradición alcarreña y otros estilos entre los que asoma el bluegrass y los sonidos de la llamada «Americana music».

Como oyente suyo siempre había pensado lo bien que les quedaría a estos chicos el sonido del violín y, aunque ya han publicado algún trabajo que lo incluía, han debido de sentir mis pensamientos porque en su último doble trabajo han dedicado nada menos que un LP entero (¿todavía se dice LP?) a la discografía de Toribio del Olmo y al arte de frotar cerda, fichando para ello a los que yo creo que conformarían actualmente una Selección Nacional del Violín Folk (con alguna ausencia que no mencionaré).

Y es que fijaos qué colaboradores: Begoña Riobó desde Galicia; Blanca Altable, la figura más conocida del violín castellano; Jaime del Blanco desde la potente escuela violinística de Barcelona; María San Miguel, del estupendo Atlantic Folk Trío; Águeda Sastre, del dúo folk de Valladolid Alicornio; Paula Gómez, del trío castellano Triguiñuelas; Diego Galaz, desde León, sobradamente conocido y uno de los músicos más inquietos y vitales de nuestro país; el cántabro Javier Román “el Niñu”, rabelista y violinista.

Cada uno de estos heroicos violinistas aporta su estilo personal y su bagaje cultural a un sabroso asado castellano con puntuales aromas de barbacoa de Kentucky. Y es que no hay nada mejor que, en tiempos de dificultad, recordar las viejas canciones, volver a tocarlas y a reaprenderlas, para sentirnos de nuevo en casa.

Podéis escuchar y comprar (los músicos lo necesitan, sabedlo) en su página de Bandcamp.

Otra colaboración que me ha llamado mucho la atención la encontramos en su otro disco de colaboraciones, «Errantes Telúricos». Nada menos que nuestro querido Ara Malikian, quien colabora en el tema Matayeguas con una colaboración con aires entre gypsy y de Medio Oriente.