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Los cordales hacen mucho más que simplemente sujetar las cuerdas de tu instrumento. Y además está esa típica pregunta sobre cuántos microafinadores usar (si es que hay que usar alguno): ¿uno? ¿dos? ¿cuatro? ¿ninguno?
Lo cierto es que acertar con el cordal adecuado puede suponer una gran mejora en respuesta y resonancia del violín, viola o cello. Pero saber cuál es ese cordal ideal es una tarea algo difícil.
Los violinistas actuales suelen montar una cuerda Mi metálica (o La en la viola). Por eso, incluso aun teniendo las clavijas de afinación mecánica de Wittner (un accesorio que me encanta), la mayoría de los músicos necesita también un microafinador en la cuerda Mi. La primera duda siempre es si conviene añadirle microafinadores o no al cordal. A los principiantes suelen aconsejarles poner los cuatro en su cordal, si no los tiene ya, para ayudarles a afinar más fácilmente su instrumento mientras se van acostumbrando a hacerlo con unas clavijas que, al ser de violín barato de principiante, no suelen responder adecuadamente. Sin embargo, los estudiantes avanzados y los violinistas y violistas profesionales, suelen utilizar un sólo microafinador en la cuerda Mi. Así que, se supone que así suena mejor ¿no?
Esto es lo que se espera por dos razones: la longitud de la cuerda por detrás y el peso del cordal. Cuatro microafinadores metálicos suponen un aumento de peso considerable en el extremo del cordal, amortiguando el sonido. Un sólo microafinador de metal pesa unos 5'5gr, así que cuatro afinadores ¡añadirían un total de 22gr!. En cambio, un cordal de material composite, con los cuatro afinadores incorporados pesa solamente alrededor de 20grs en total. En el caso de los cellos, la diferencia es todavía mayor. Un solo microafinador metálico de cello pesa unos 25gr, añadiendo al cordal, si ponemos los cuatro, nada menos que 100gr. Por el contrario, un cordal con los afinadores integrados pesa en total 78gr.
Además, los microafinadores acortan el espacio que hay entre puente y cordal. Para conseguir el mejor sonido, esta distancia debería ser aproximadamente de un 1/6 de la longitud de la cuerda vibrante. Diversos factores, como el tipo de arco o cuerda, pueden alterar esta relación proporcional, pero es una buena regla en general. Otro método que algunos usan para determinar la distancia tras el puente es afinar ese tramo de cuerda. Algunos luthiers ajustan esa parte posterior de la cuerda para que suene dos octavas más una quinta más alto que la afinación normal de la cuerda. Por consiguiente, la cuerda Re por ejemplo debería estar afinada, en su parte tras el puente, en un La dos octavas más alto. Así se maximizaría la resonancia y se minimizarían las notas lobo. Pero nosotros no creemos que esto realmente sea útil. Hay tantos factores que ayudan o perjudican el tono de un instrumento que el vudú de afinar la parte posterior de la cuerda termina siendo intrascendente. Pero vaya, si tú piensas que esta técnica puede ayudar y es rentable pagarle a tu luthier por afinar las notas tras el puente, adelante con ello. En cualquier caso, hay algo seguro y es que estos afinadores alteran la distancia de cuerda tras el puente al sobresalir bastante del cordal, perjudicando el sonido.
Parecería entonces que eliminar los microafinadores sería siempre la mejor opción. Sin embargo también pueden ser una buena alternativa los cordales que los llevan integrados, como los modelos de carbono de Wittner, que funcionan y suenan mucho mejor. El peso no es mucho mayor al ser el cordal en sí muy ligero, y los afinadores que lleva no sobresalen del borde, de modo que la distancia tras el puente no se ve alterada. Además, usar este tipo de cordal puede prevenir las vibraciones o los zumbidos que a menudo causan los microafinadores sueltos. La mayoría de los chelistas desde el principiante al profesional, utiliza afinadores de metal (Larsen, Jargar, Spirocore, etc.) y sin duda necesitan los microafinadores para afinar bien. Los diversos cordales de carbono o composite (nuestros favoritos son los Wittner y Glasser) funcionan muy bien. Para un tono más realzado, una de las Schmidt estilo Harp o los Bois d'Harmonie suenan mucho mejor, sobre todo los de madera Pernambuco.
Aunque un cordal de carbono con los microafinadores integrados funciona muy bien en la mayoría de instrumentos, no potencia el sonido tanto como puede hacerlo uno de madera. Los cordales de madera se fabrican habitualmente con madera de boj, palisandro, ébano o pernambuco. Recientemente nosotros hemos empezado a utilizar cordales fabricados en Chatke Viga (un pernambuco mejicano), Tetul (o tamarindo) y madera de serpiente. Cada madera tiene unas características propias que, usadas correctamente, pueden mejorar el sonido e incluso suprimir las notas lobo.
Comparativa de maderas de Tetul, palisandro, Composite, Pernambuco mexicano y Pernambuco.
A veces, un cordal más ligero puede sonar mejor, y por eso maderas menos densas como el palisandro o boj se utilizan frecuentemente. Los cordales de ébano pesan más, pero pueden hacer que el instrumento suene más cálido y profundo. En cuanto al pernambuco, que es también la madera de la que suelen estar hechos los mejores arcos, puede hacer que un instrumento suene más brillante y preciso. A cada instrumento le puede ir bien una madera concreta y una distancia tras el puente diferente.
Una comparativa de cordales Bois d'Harmonie y un Frirsz Matte Black, de Megan Scott:
El mismo cello ajustado con un cordal Schmidt Harp de madera pernambuco:
Comparativa del cordal Bois d'Harmonie con un cordal de carbono composite, en un cello diferente:
La apariencia del cordal también tiene su importancia. Hay unos pocos estilos típicos:
En general, a nosotros nos da la sensación de que las curvas del modelo francés encajan mejor con las redondeadas formas de un violín pero lo cierto es que el hecho de que sea Hill, Francés o Tulip, no tiene ninguna influencia en el sonido del instrumento. Sin embargo, recientemente los modelos tipo "Harp" o Arpa se han popularizado mucho, y aquí sí que hay un efecto en el sonido. Los cordales "Harp" fabricados por Dov Schmidt, llamados también "compensados" son curvados, de tal manera que es más corto del lado de las notas Sol y Re del violín. Así, se alarga la distancia de las cuerdas en ese lado, compensando la proyección y los armónicos entre cuerdas graves y agudas.
La ornamentación también puede variar mucho. Lo normal es que no afecte en nada al sonido, pero si está toscamente realizada, con elementos decorativos pegados, pueden desencajarse y llegar a producir zumbidos. Las incrustaciones y las tallas suelen estar bien realizadas y llegar a ser especialmente bellas. Por ejemplo, Jean Baptiste Vuillaume realizó algunos tallados muy bonitos. Su trabajo se puede ver en los cordales y clavijas de los Stradivarius "Lady Blunt" y "El Mesías".
Así que, como hemos visto, hay una increíble variedad de cordales tanto en material, forma u ornamentación. Y tener el cordal ideal para nuestro instrumento o, por el contrario, el peor cordal, puede afectar seriamente al sonido.
Pero ¿la longitud del cordal o la de la distancia hasta el puente afecta a la tensión de las cuerdas? Sorprendentemente... no. De forma intuitiva hay quien cree que si el cordal está más alejado del puente se incrementará la tensión. Pero, desde que ajustas la longitud vibrante de la cuerda (de puente a cejilla) y eso no cambia, no importa el tamaño de cordal que uses, porque la tensión es la misma. Pero si quieres tener todos los detalles del mundo respecto a esto que se puedan saber, lee el correo que me envió Fan Tao, Director de Investigación y Desarrollo de D'Addario Strings:
"Hola Andy, La ecuación matemática para una cuerda vibrante es: Frecuencia = {1 / (2 * Longitud de vibración) * al cuadrado (Tensión / Masa por unidad de longitud)} (Ver https://en.wikipedia.org/wiki/String_vibration. Aproximadamente a mitad de página la ecuación anterior aparece con nombres de variables ligeramente diferentes). Puedes ver que solo hay cuatro cosas en esa ecuación: la frecuencia, la longitud de vibración, la tensión y la masa por unidad de longitud. Nada más importa. Pero esa es solo la ecuación y no proporciona ninguna información sobre la física a menos que entiendas lo que realmente describe la ecuación. Piensa en la cuerda vibrante como si consistiera en una onda que recorre la longitud de la cuerda entre el puente y la cejilla (o punta de los dedos). La onda viajera se refleja desde el puente y la cejilla cuando toca esas dos terminaciones. La frecuencia de la vibración está determinada por el tiempo que tarda la onda viajera en recorrer completamente la distancia del puente a la cejilla y volver. El tiempo que tarda la onda viajera en hacer el viaje completo desde el puente a la cejilla y de regreso al puente depende de:
- la velocidad de la onda viajera y
- de lo lejos que tiene que viajar, es decir, la longitud de la cuerda.
La velocidad de la onda viajera depende de la masa de la cuerda y de la tensión:
- Cuanto más ligera sea la cuerda, más rápida será la velocidad de la onda: piensa en un coche en comparación a un camión pesado.
- Cuanto mayor es la tensión de la cuerda, más rápida es la velocidad de la onda, ya que es la tensión de la cuerda la que suministra la fuerza de restauración que tira de la cuerda desviada a su posición neutral y empuja la onda en movimiento hacia adelante: cuanto más fuerte es la fuerza (es decir, mayor tensión), más rápido empujará la onda viajera hacia adelante.
Por lo tanto, la frecuencia de una cuerda está determinada solo por la longitud de vibración, la tensión de la cuerda y la masa de la cuerda. A la inversa, la tensión de la cuerda se determina solo por la frecuencia de la cuerda, la longitud de vibración y la masa de la cuerda. Cualquier cosa más allá del puente y la cejilla no tiene efecto en la forma en que vibra la cuerda, y por lo tanto no tiene efecto en la tensión de la cuerda. Sin embargo, las cosas más allá de la cejilla y el puente SÍ afectan a la forma en que suena el instrumento, ya que determinan cómo se transmiten las vibraciones de la cuerda al cuerpo del instrumento que irradia el sonido. Además, si las vibraciones más allá de la cejilla y el puente son lo suficientemente grandes, pueden afectar la forma en que vibra la cuerda, y el ejemplo más extremo de eso es la nota lobo. Pero no afectan la tensión de las cuerdas. El conjunto de la pieza de conexión (cordal con afinadores y ajustador de cordal) tiene muchos puede vibrar de muchas formas y puede afectar al sonido y a la respuesta del instrumento, por lo que su comportamiento es importante. Sabemos por la práctica que cambiar la longitud posterior puede afectar al instrumento, entonces ¿por qué afirmo que la longitud posterior es de menor importancia? La razón es que cuando cambias la longitud posterior, casi siempre cambias el cordal o la longitud del ajustador, y esos son los cambios que están causando los cambios. ¡Un cambio de un milímetro en la longitud posterior no es un cambio porcentual muy grande para la longitud posterior, pero es un cambio porcentual grande en la longitud del ajustador de cordal! Y una pieza posterior diferente, ya sea en longitud o peso (o distribución de masa) afectará el comportamiento del ensamblaje del conjunto trasero".
Pero si no te ha parecido suficiente, espera que aun hay más, escucha la opinión de David Finckel sobre cordales y distancias:
¡Creo que tiene razón! Cuanto más atrás puedas ubicar el cordal del puente (una distancia de cuerda tras puente grande), dentro de lo razonable, más ayudará a que tu instrumento suene más abierto y responda mejor. Por lo tanto, un cordal más corto generalmente suena más abierto y mejora el sonido más que un cordal largo.
Pero entonces, ¿cuál suena mejor? Andy suele decir: Un instrumento afinado SIEMPRE suena mejor que otro desafinado, y no importa cómo has llegado hasta ahí. Así que, si sientes que necesitas microafinadores, úsalos. Pero utiliza uno de esos cordales que los llevan integrados, como los Wittner, Glasser, Schmidt o Bois d'Harmonie. Si no necesitas cuatro microafinadores, uno para la cuerda Mi (o La en violas) bastará. En ese caso cualquier buen cordal de madera sonará bien, y uno con el microafinador integrado mejor que uno con uno metálico añadido. Los de madera pernambuco sonarán muy muy bien, y son los cordales que más recomendamos.
Comprar microafinadores metálicos y montarlos en un cordal de madera. Simplemente no. En los instrumentos que comercializamos en Fein Violins ofrecemos cualquiera de las opciones precedentes. Cordales de carbono con cuatro afinadores integrados o un cordal de ébano con un microafinador son nuestra opción estándar. Un cordal fabricado en una madera diferente de estilo compensado cuesta un poco más. Pernambuco es una madera escasa y preciosa, pero puede proporcionar una mejora de sonido enorme. Un buen equilibrio entre sonido y coste lo encontrarás en cordales hechos de Tetul o Pernambuco mexicano. Unas últimas palabra de precaución: cambiar el cordal no es algo que debieras hacer en casa. Tráenos el instrumento a nosotros o a tu luthier favorito. Cambiarlo requiere quitar todas las cuerdas y podría provocar que el alma se cayera. No quieras imaginar si te pasa eso y tienes una audición en un par de horas.
El artículo está guay, aunque ¿la parte de la distancia del puente al cordal no debería ser siempre la sexta parte que de la cejilla al puente? En todos los tutoriales que veo dicen eso; en otros dan medidas concretas, aunque supongo que eso no debe ser concreto sino adaptado a la distancia cejilla/puente con respecto a las F. Creo que en esto se basa el método Senza, y dicen que sí que afecta al sonido. O sea, creo que los cordales no es que deban ser cortos como dicen en el artículo, es que se debería respetar el que fuera 1/6 de la distancia de la cejuela al puente.
Ahora faltaría saber a qué parte del puente :)...
Pd: Ojo, son todo preguntas, no soy ningún experto pero la info que encuentro en diversos lados es contradictoria o no lo suficientemente poco ambigua con este tema... Cuando tengo la sospecha que es un tema esencial a la hora de sacar lo mejor del violín.
Caray Pedro pues... personalmente no lo sé, quizás no está bien explicado o traducido el artículo, lo que tal vez quiere decir es que no debe ser más largo (por microafinadores por ejemplo) de lo normal. Obviamente no tendría sentido que siempre cuánto más corto mejor, y la proporción que mencionas podría ser correcta.
Hola Jesús,
Gracias por responder. La verdad que me leí el artículo fuente y, aunque no es exactamente igual, tampoco aclaran la duda. A ver si alguien nos saca de la duda ;)
Un saludo!