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Buenas!
Desde que empecé a tocar un instrumento de cuerda frotada hace unos dos años (comprado nuevo), movilizar el instrumento es toda una odisea. Siempre intento ir con cuidado para no golpearlo ni arañarlo ni rozarlo. Cuando veía instrumentos de cierta edad (los de mi profesor o video o fotografías) llenos de marcas en los laterales o en los aros, pensaba que los habían tratado con poco cuidado pero nada como finalmente animarse y comprarse uno para darse cuenta de lo fácilmente que pueden ser dañados aunque sea superficialmente el barniz. La primera vez se me escapó el alma del cuerpo, a la cuarta...te daban ganas de tirarte tú por la ventana.
Dice mi profesor que es normal, que es imposible controlar todo continuamente y que esas pequeñas marcas son la firma personal del instrumento y de su uso. Sinceramente, como buen neurótico, es un drama y un dolor ver que dañas algo que aprecias tanto y que intentas cuidar pero por otro lado, vas asumiendo que, como el cirujano, "si no operas, no tienes complicaciones". Seguramente dejando el instrumento en su funda no sufriría.
Hago esta introducción, por un lado para aportar a un foro que me ha dado mucho con sus hilos (algunos de muchos años de historia recogiendo dudas que tenía en mente y ya estaban contestadas); y por otro lado, para apelar a la sabiduría de quienes como yo, intentan evitar pero no consiguen que su instrumento no tenga algún desperfecto.
He leído de todo al respecto de cómo reparar estos desperfectos. Algunos recomiendan usar cera de vela, otros cera de abeja, otros hablan de gomalaca y un pincel. La mayoría de las lesiones que le hice al instrumento son superficiales y solo afectan al barniz pero en una ocasión se me escapó el arco y el tornillo se paseó por la tapa delantera generando un roce alargado, de ancho submilimétrico y superficial, pero en alguna parte del trazo parece afectarse la madera. Mi profesor lo consideró nimio pero cada vez que lo veo, no puedo evitar rememorar el trauma.
Gracias!
Mike
Tal cual. No hay más receta que ser cuidadoso, pero un instrumento que está en uso al final se acaba arañando, es inevitable.
Sobre el desperfecto que comentas, si el instrumento tiene cierto valor, yo sí te recomendaría llevarlo a un luthier, por lo menos que lo mire. Más que nada para asegurar que no vaya a peor estando la madera expuesta.