consejo sobre violin con niños pequeños

Compañero, en cualquier texto sobre metodología didáctica te vas a encontrar un concepto  muy manido pero igualmente necesario "motivación"

¿que te lleva a ti a tocar el violín?

de las mil respuestas que te des quizás solo una servirá para tus hijas.

A ti te gusta tocar y disfrutas, ves el aprendizaje como un logro personal que vuelves a disfrutar, desconectas del  trabajo diario y disfruta otra vez más, piensas en las expectativas de tocar algun dia mejor y sigues disfrutando...

La única motivación (hasta que encuentren las demás) de tus hijas será "hacer algo divertido" deben disfrutar con lo que hacen. Debes plantearlo como un reto, una competición, un juego, un acertijo....

He jugado a hacer dibujitos en las partituras para que "la liebre agarre a la tortuga" (lo hacíamos realmente con imanes en una pizarra magnética) y lo convertíamos en un juego en el que solo tocar movía las fichas. El animalito avanzaba justo hasta donde se equivocaba el crio y ahora tomaba el relevo otro que volvía a mover su ficha. Al estudio lo llamabamos "entrenamiento para la carrera".

Tambien contábamos historias  tipo "juego de rol" de modo que tocar un pasaje mataba a un troll, alcanzar una velocidad abría una puerta, terminar la partitura salvaba a la princesa

Nos pintabamos las cara de colores si tocaban bien e íbamos maquillándonos con caras de gatos, de ositos, de conejos...

otras veces simplemente con juegos y castigos ficticios: "abrir las piernas cada vez un poquito más hasta caer de culo y hacer muchas risas"

Y por supuesto... no te aferres al suzuki.. vuelve a él cada vez que quieras avanzar pero sin perder tu objetivo, salte de él, inventa, mete canciones de pocoyo o del  programita de turno que vean tu hijas.

No esperes de un niño (a menos que seas un asiatico) la disciplina ejemplar de un adulto bien enfocado, y por supuesto tratar de imponerla solo creará rechado.

Mucha suerte, paciencia e imaginación.

Es complicado ciertamente, hay muchos factores que influyen en que un niño persevere con el instrumento o abandone. Lo más habitual es lo que comentas, que remoloneen a la hora de practicar y prefieran hacer otras cosas, sobre todo hoy en día que hay tantos estímulos externos que reclaman su atención. Los niños que por propia iniciativa quieren ponerse a practicar a diario de forma voluntaria son minoría.

A partir de ahí pueden pasar muchas cosas:

• Que poco a poco vaya ganando interés en aprender. A veces ocurre por cuestiones externas, como que un amigo le haya visto tocar y eso haya estimulado su autoestima y ego, que toque en clases grupales donde haya hecho amigos, que consiga le enseñen a tocar un tema que realmente le motive, como los de alguna serie anime, película o videojuego, etc.
• Que vaya incrementando su antipatía al instrumento hasta crear una auténtica aversión. Los latinos podemos terminar así si nos hacen el estudio muy prusiano y con mal ambiente, con críticas, seriedad y aburrida rutina. He conocido algún adulto casi con fobia a la música por presiones exageradas de niño.
• Que no les termine nunca de gustar hasta que se hacen casi mayores. Generalmente, si atraviesan la difícil adolescencia sin abandonar, es casi seguro que ya nunca lo dejen.
• Que lo abandonen, pero que después de unos años, ya adultos, miren atrás, lo añoren e intenten volver a retomarlo.
• Y por último lo que a todos nos gustaría: que les apasione, tengan facilidad y vocación y les encante tocar a todas horas.

No me atrevo a aconsejarte nada concreto, salvo que les inculques la necesidad de tocar un ratito todos los días, igual que van al cole, se lavan los dientes o tienen que cepillarse el pelo. Realmente son muy pequeñas para preguntarles y dejarles la decisión a ellas. Si el rechazo cree en intensidad entonces puede que hubiera que recular.

Yo apunté a mi hija a violín con mucha ilusión, quería transmitirle mi pasión, y ella empezó muy bien pero le ocurría que tocaba también sin demasiadas ganas, más por complacerme a mí que porque realmente quisiera, y sólo si yo se lo decía con insistencia y la acompañaba. Así, no progresaba demasiado, aunque no lo hacía mal, pero notaba que para ella era una actividad que no la llenaba. Así, ella notaba mi frustración y mi tensión, lo que también le producía rechazo, era una especie de círculo vicioso que no sabía cómo cortar, porque yo quería que lo pasáramos bien tocando. Aun así le inculqué la necesidad de la perserverancia, la constancia, el esfuerzo, que ella cumplía a duras penas con desgana. Finalmente, tras bastantes años de estudio lo abandonó. Pero sin embargo sí que aprendió la cantinela de la importancia de un trabajo continuado, constante. Curiosamente, la habíamos apuntado también a un coro porque su profesor de violín lo había recomendado como un gran complemento musical para los violinistas, y en el canto es donde encontró su verdadera pasión. Se le da mucho mejor y ahora está en el Conservatorio estudiando el Superior de Canto. Y sé que el trabajo que hizo con el violín ha sido fundamental para su formación, no sólo musical, sino como persona.

No sabemos lo que pasará con nuestros hijos, pero sobre todo que vean que tú disfrutas con la música, y que merece la pena dedicarle tiempo de nuestra vida, y esfuerzo. Eso será lo que se les quedará aunque no se den cuenta ahora. 

Tanto a Frasco como a Jesus Fernández muchisimas gracias por vuestras ideas y consejos. El tema de los juegos me parece muy buena. Frasco estoy segura de que la base de violin de tu hija ha sido muy buena, pero no quiero que mis hijas hagan algo por complacerme, sino porque lo deseen y eso es lo que veo en una, que me dice que si me gusta, lo hará. Así mismo tampoco las llevamos al colegio, somos homeschooling, educamos en casa siguiendo sus intereses por eso no me cuadra que hagan algo en lo que no disfruten. Creo que en el aprendizaje lo más importante como dice Frasco es la motivación y tal vez no lo hayamos hecho tan divertido como debieramos. Empezaron entusiasmadas porque me veian a mi tocar (comencé yo dos meses antes), pero el problema que veo es que les encantaría practicar Moana, Ladybug o alguna de Meghan Trainor, pero su profesor es Suzuki y sigue estrictamente la línea. Lo malo que mi nivel es de principiante, empecé antes de Navidad y no tengo nivel de solfeo tampoco. Sobre todo una de ellas que tiene mucha facilidad para aprender, se pasa el día subiendo a tocar el teclado e inventandose como tocar, tal vez busque un profesor de piano que no sea Suzuki pero si de niños. El lunes probaremos canto que creo les va a gustar. Una de ellas se pasa el día diciendo quiere ser cantante, especialmente cantante de opera. Muchisimas gracias a los dos.

Buenos días, me animo a participar en la conversación porque me parece un tema muy interesante, nos  encontramos tantas veces en las aulas esta situación! Sobre todo con los niños que empiezan a edades tempranas...nunca he tenido alumnos más pequeños de 7 años, pero conozco el planteamiento del método suzuki y sé que algunos comienzan con 3 o incluso menos años.... No quiero entrar a opinar en algo que no he probado, aunque tenga mi opinión al respecto... Lo que sí que puedo decir es que muchas veces en los niños de 7,8 e incluso 9 años he visto la misma situación, empiezan porque les gusta mucho el sonido del violín, pero en cuanto empiezan a ver todo el esfuerzo que implica se desmotivan... no imaginaban que hubiera que prestar atención a tantas cosas...

Si lo comparamos con el piano, es evidente la diferencia, yo misma empecé a aprender con el piano de manera autodidacta y al poco tiempo ya era capaz incluso de componer mi propia música ( cosas sencillas ) y me producía una satisfacción y una motivación enorme. Siempre pongo el mismo ejemplo: una persona que no sepa nada de música, en dos minutos (o menos), aunque sea con un solo dedo, es capaz de tocar una escala con el piano. En cambio, con el violín, para poder tocar una escala y que suene afinada, primero hay que aprender : a coger el violín manteniendo una buena postura de la espalda, los brazos, las manos, los pies, sostener el arco y llevarlo paralelo al puente, sin apretar demasiado para que no se rompa el sonido y a una velocidad constante, poniendo los dedos en las cuerdas en su lugar adecuado para afinar las notas y que además estén coordinados los movimientos de los dedos con los del arco... aunque tocáramos en pizzicato, ya solo mantener la posición y poner los dedos en su lugar y que las notas estén afinadas, lleva su tiempo...esto da un poco la idea de la complejidad técnica de los inicios, ya sólo para hacer sonar el instrumento...

El piano es muy agradecido, para mí, la voz y el piano, en mi mundo ideal y mi sistema ideal de enseñanza de la música, son la base del aprendizaje de la música para todas las personas, y después, cada uno, a una edad en la que el desarrollo cerebral les permita mayor concentración, control muscular y conciencia corporal, que elijan si quieren otro instrumento a mayores.

El piano te permite jugar, sin miedo a que suene mal, improvisar, conocer sin abstracciones lo que es un tono, un semitono, un intervalo, un acorde, un arpegio, una escala, la armonía, las tonalidades...en fin, todos los principales elementos que forman el lenguaje musical, que es como cualquier idioma, para comunicarse.

Eztiur, yo no tengo hijos, pero si algún día los tengo, me gustaría que su acercamiento a la música fuera, primero que nada, libre y explorando, como hacen siempre los bebés... Nacemos con la capacidad innata de aprendizaje. Sólo necesitamos experiencias que lo propicien. Les pondría a su alcance instrumentos que puedan manipular y con los que puedan jugar, grabar invenciones, etcétera, entre ellos el violín, pero sin consignas que les digan cómo tienen que tocar o hacer las cosas... Y les pondría mucha música variada y rica, que el oído tenga mucho que escuchar, les enseñaría cómo juego a imitar el canto de los pájaros, a inventar canciones, los diferentes sonidos de la vida cotidiana, en la cocina, el baño... y me escucharían cantar y silbar mucho.... luego, lo que saliera de ahí, no sé si sería un gusto por querer aprender más y llegar a tocar un instrumento, pero no es lo importante. Lo que me importaría es que encontraran algo que les apasione, y entonces sí, se metan de lleno...

Para mí ser músico no es tocar un  instrumento, es un caminar por la vida con una actitud diferente, escuchando mucho, todo lo que nos rodea, tener la memoria llena de melodías que nos van acompañando en los distintos momentos del día...en fin, eso que hacen los niños habitualmente, y que a veces, el estrés de la vida moderna nos impide disfrutar. Si de adultos mantenemos esa actitud de niños, seremos un buen ejemplo para ellos, de que la música, igual que toda la belleza de la naturaleza, no es algo supérfluo , prescindible, que nos quita tiempo para cosas más importantes como ganar dinero, sino que, al contrario, estas cosas que nos gustaban de niños son lo que nos mantiene vivos de verdad.

Saludos!