Siempre es interesante probar otro instrumento, descongestiona mucho.
El violín, a mí me parece más difícil que la viola. Es más pequeño, las cuerdas están más juntas, los intervalos se acercan mucho entre ellos, el mástil es cortísimo y me parece muy nervioso. Me encanta como suena, desde luego. Pero para tocarlo... me da la impresión que es lo suficientemente distinto a la viola, como para tener que dedicarle una atención específica.
La primera cuerda de la viola ya me parece que se pasa de aguda... si me ponen otra una quinta más alta... me dá algo. Del violín me gusta el sonido, sobre todo, de su tercera y cuarta cuerdas, sobre esa caja más pequeña, suenan muy limpias.
También suelen decir por ahí que hay que tener un oido muy bueno para afinar con los agudos extremos de este instrumento.
Dicho todo esto, desde luego, si tuviera tiempo y algo de suelto en el bolsillo, un instrumento que me compraría sin dudar sería un violín.
Tocar a dúo cuándo sale bién es muy emocionante, después de horas y horas ensayando solo en casa. Lo del local pone un poco los pelos de punta, por la responsabilidad.
Un saludo.
Es interesante el artículo. Los violistas que yo he conocido personalmente empezaron con el violín, y probaron después la viola, también hay un factor físico que puede influir en esto. El maestro Juan Krakenberg, en un artículo sobre "qué debe estudiar un violinista que quiera ser profesional", hablaba de la posibilidad de pasarse a la viola una vez el estudiante de violín está en un momento medio de su educación:
Ya tenemos un violinista en ciernes, y es ahora que debe decidirse si sigue adelante con el violín o se pasa a la viola. Esto depende antes que nada de la forma como se desarrolló el alumno físicamente. Si un violín 1/1 resulta demasiado pequeño, se le debería poner una viola en sus manos, para que improvise o toque una escala. Si se siente más cómodo en la viola, no debería quedar ninguna duda: Este es el instrumento para el cual está constituido. (Sé que existen ahora violas de tamaño pequeño, pero su sonido – particularmente la cuerda de Do – deja mucho que desear, y por ello prefiero empezar vía el violín El cambio de clave es un ejercicio mental saludable, y nunca tuve problemas con el paso de la clave de sol a la de do.)
Pero, aunque el físico pueda ser un factor, creo que no importa tanto la cuestión física, sino la identificación y empatía con el sonido del instrumento. Esto es como el amor, no es algo que se decida voluntaria y conscientemente, es algo que sucede y uno debe dejarse llevar.
Yo nunca he probado la viola, aunque tengo un violín de 5 cuerdas, que es un poco como tener violín-viola, pero es un eléctrico con tamaño de violín, las cuerdas algo más juntas... probablemente no es la misma sensación que tocar una viola directamente. Eso sí, tocar esa cuerda Do me encanta.
Por cierto, viendo el éxito de este hilo tan largo estoy pensando en abrir una sección de viola en el foro, porque este se está volviendo un poco inmanejable ¿no? ;-)
Y bueno, hay de todo. En el conservatorio empiezan desde pequeños en el instrumento. Mi hija la eligió porque era su primera opción. Le gustaba más el sonido, eso es todo. Y a mí me pasa igual. El tamaño puede ser un factor, pero no muy importante. De hecho mi viola es de 15,5" y en realidad debería ser de 16" o incluso creo que me apañaría con 16,5".
Voy a chequear las partituras de fiddle, a ver si saco algo.
Ya hace tiempo que lo tengo, me lo recomendó mi profesor al poco de empezar, para que me lo fuera leyendo tranquilamente... y eso he estado haciendo.
Absolutamente recomendable, no contiene fórmulas mágicas, pero te dice hacia dónde mirar.
Un saludo. Urbano.
Sí que es inspirador, yo lo leí también hace unos años, si alguien quiere echarle un ojo, en este artículo hay una copia en pdf que se puede hojear aunque, como sabéis, siempre es mejor en papel.
Voy a intentar subir los cortes de Los dos Granaderos que hago para estudiar, por si a alguien más le sirve. Como dije en otro mensaje anterior, si sobre el audio se pulsa botón derecho y "guardar como", se puede ver, en el nombre del fichero los compases a los que corresponde. Excepto el original, todos van precedidos de 5 sg de silencio de preparación.
Un saludo. Urbano.
Esta publicación ha sido modificada hace 6 años 3 veces por udaimiel
Sí, es muy bonita. Y además impone una exigencia de ritmo que hasta ahora, en los ejercicios no se había hecho tan patente.
Hace muchísimos años estuve haciendo batería (qué no habremos intentado en esta vida), con un batería ya jubilado del Teatro Chino de Manolita Chen que se hizo la ruta del norte de Africa cuando la posguerra en España. Entre ritmos de cumbia y bossa nova me contaba aventuras y desventuras de su época, lo bién que lo pasaban y las estrecheces también... medio exiliados... Las chicas, al terminar la actuación, bajaban al público a vender postales en las que aparecian ellas y los músicos, con los autógrafos de todos para sacarse un extra que complementara el sueldo para mandar algo a casa.
El ritmo con el arco me resulta muchísimo más difícil, implica una complejidad de movimientos en la que ahora me aventuro casi por primera vez. He empezado también a incarle el diente a la "Danza de las Brujas", el siguiente, que también va de ritmo. A ver que pasa...
Estoy empezando a creer que ese componente táctil de vibración es uno de los encantos de este instrumento, en general y en particular.
Mi piano digital, a pesar de emular el sonido como un piano de verdad (dentro de las limitaciones de su categoría, claro), no contenía en su respuesta lo que ahora se llama "feedback".
Esa frialdad, apenas apreciable a primera instancia, se vuelve insoportable al cabo de muchas horas de búsqueda.
Una experiencia interesante: tocar pianissimo con la viola en lugar de con sordina.
Bajar la velocidad del arco hasta el límite y percibir la vibración de las cuerdas.
La presión, la misma, (disminuir la presión avoca al "grito" de la cuerda).
Un saludo.
Claro, todos los sonidos son utilizables en un momento u otro, porque todos expresan algo en su contexto. Incluso los crujidos, los sonidos sibilantes, como de ruido blanco, las notas fantasma...El pianissimo además tiene más que ver con la velocidad que con la presión, cosa que se suele confundir al principio.
Creo que el del violín es, en este mundo tan digital, uno de los sonidos más analógicos y naturales que existen; es madera viva cantando. Quizá por eso fascina tanto hoy en día, porque recoge y expresa todo lo que pasa por tu alma, sin engañar: toda duda, fallo, emoción, tensión, miedo, pasión, alegría o tristeza, todo lo bueno y todo lo malo, lo notará quien escucha, y empatizará con ello.
Sí, esa calidez del sonido de la madera y las cuerdas frotadas... despacio... saboreando el raspado de las crines del arco, haciendo caso omiso del aire requerido, deteniéndose a cada momento para saborear la fragancia de un intervalo... apreciar el resonar de la nota en la caja de tu instrumento. Ese encuentro con el sonido más allá del ritmo impuesto por el autor, sólo tú y tu viola, violín, chelo, viola de gamba o contrabajo... da lo mismo. Es un momento especial, al final de un día de trabajo, algo de verdad viene a visitarte... déjale pasar...
El problema de la rigidez, no sé si por la postura, el brazo en alto, la muñeca girada... se me tensa todo desde el hombro, mi profesor me ayuda con ejercicios y en eso estamos. Mientras no haya libertad de movimientos, flexibilidad sin tensión no hay nada que hacer. Con la guitarra en cambio no me pasa, mantengo una saludable distensión sin problemas, claro, la postura es mucho más relajada, sentado, apoyo clásico con el instrumento bién sujeto entre las piernas, la izquierda un poco más alta por el apoyo del pié, la muñeca recta... Ahora estoy probando a tocar un poco la guitarra y luego la viola a ver si se le bajan los humos a estos músculos nerviosos (o miedosos)...
Esta publicación ha sido modificada hace 6 años por udaimiel
Pues sí, la tensión es el eterno enemigo de violinistas y violistas, y que además, si se combina con muchas horas de práctica pueden llevar a terminar con problemas físicos, contracturas, tendinitis, etc.
Es bueno trabajar ejercicios de realajación, y posturales, estiramientos, etc. Hace tiempo publiqué un artículo de un gran violinista argentino que trabaja mucho este enfoque natural de la interpretación con técnicas muy interesantes, te recomiendo que le eches un vistazo:
Y también este otro de estiramientos, y es que pienso que este tipo de ejercicios en realidad debería practicarlos todo el mundo, sea cual sea su actividad diaria.
A veces (todos los días) me pregunto: del piano (digital, claro), a una guitarra clásica (una Alhambra 7C que suena de miedo, por cierto), hasta un modesto Stentor Conservatorie (viola) que, excepto por la Eva, que no controlo, suena que se te caen las lentillas)... Que busco?
Ahora parece que estoy cerca... La música, en contra de lo que pudiera parecer por su complejidad, no es un acto intelectual, sino físico (desde mi punto de vista, claro).
Tienes que dejar que tu físico, no tu intelecto decida cuál es el camino a seguir...
Creo que el planteamiento, cuando te preparas con un instrumento por placer, sin plazos que cumplir, sin exámenes, no debería ser: " Uf! me queda media hora... voy a ver si saco esos compases... ¿que va a pensar de mi mi "profe" si no le presento algo decente?... toda la semana para prepararlo y sólo tengo esto..."
El trabajo, que ocupa la mayor parte de tu tiempo y sus prolongaciones, esa metodología informática que tienes que estudiar y que no acabas de encajar, (porque tienes muy poco tiempo en el día a día para hacerlo, sobretodo ). El cansancio, eventualidades domésticas que te restan el poco tiempo que te queda libre al final de la jornada, cansado.
¿Y si tocar tu instrumento fuera un "espacio sagrado" como se llama en teatro el espacio físico-temporal en el que se desarrolla el trabajo de ensayo del actor para una escena y donde no tiene cabida nada que proceda del exterior, ni propio ni ajeno?
La intimidad total. El refugio de cada día. Tan deseable como necesario.
Hay algo en la vibración de la cuerda frotada que no está ni en la pulsada ni en la percutida. Algo primigenio que, a pesar de la tremenda dificultad de este instrumento (para mí, desde luego), te obliga a seguir ...
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