Empiezo con la viola con 57 años...

Estos días estamos bastante ocupadas preparándo la audición de la peque. La dichosa Gavotta va muy bien, ya la tenemos casi en el bote, y el Swiss Waltz, muy divertido de tocar, con glissandos, armónicos y cambios a tercera posición. La variedad de técnicas es lo que más motiva a mi hija, curiosamente. 

Y yo, pues de tanto escuchar el dichoso Waltz, el otro día fui capaz de tocarlo de oído, sin tener la partitura delante ni haberlo practicado antes. ¡Bien por mí! Las brujas de Paganini están casi controladas pero sigo necesitando práctica en la mano del arco. Tengo que cuidarla mucho más. 

Por cierto que me están encantando los vídeos de Nicola. 

Me está dando una pena que sólo quede un cuatrimestre para acabar el curso... Y luego todo un verano sin clases. Esto no puede ser...

          Este mes de marzo hace dos años que empecé con la viola.

          Había leído que en arco, hasta el tercer año es mejor que no te oiga nadie. Ahora, al cabo de dos, empiezo a notar que, a veces, este instrumento se muestra conmigo amable y el sonido que te devuelve es, emocionalmente hablando, justo lo que esperabas de él. No es que tenga habilidad ni mucho menos para tocar nada de manera presentable, pero al menos no se muestra tan arisco como antes, despacito va sonando...

           Esperemos que al tercero pueda mostrar a alguien el resultado del esfuerzo empleado todo este tiempo... que ya son horas...

         Un saludo. Urbano.

¡Enhorabuena, Urbano! Dos años de constancia tocando un instrumento difícil tienen muchísimo mérito. Seguro que ya podrías mostrar a alguien el resultado si quisieras. No en vano los niños muestran sus twinkle twinkles con todo el orgullo del mundo, aunque suenen a rayos. 

Para mí son 8 mesecitos nada más. Espero yo también con ganas llegar a ese cambio mágico, pero todavía estoy muy lejos. De todas formas ahora mismo no me disgusto demasiado. De hecho, me atrevo a dar los típicos recitales, aunque los sufra. Será que no tengo mucha vergüenza. :)

Un saludo.

       Gracias, Vorenea. En cuanto a los resultados, lo malo es que se toca bién lo del año anterior, lo que se lleva entre manos en el momento es una lástima.

        Los adultos tenemos dos serias desventajas frente a los niños, (creo que ya lo he comentado en otra ocasión), de cara a nosotros mismos nos exigimos muchísimo más porque hemos oído mucha música muy bién interpretada y el listón nos lo ponemos altísimo. Con respecto al público, un niño, aunque le salga algo mal se le perdona siempre, porque estamos diseñados así. Pero con un adulto no somos tan permisivos en absoluto.

         Si, a pesar de ello eres capaz de dar recitales, adelante, no te eches atrás por nada.

         Un saludo. Urbano.

Supongo que tiene que ver con que ahora mismo "no me debo a mi público". Me debo a mí misma. Así que una parte de mi exigencia es ser capaz de manejar el arco incluso con nervios, porque si no, algo estoy haciendo mal: O es mi concentración, o he estudiado de forma incorrecta. 

Respecto a que se me juzge de forma mucho más dura pues... Lo asumo y lo acepto. Es injusto, porque el manejo del instrumento no depende de la edad, depende de la práctica. Así que no puedo tocar mejor que mi hija si ella lleva más tiempo que yo aunque sea más vieja. 

Pero no hace mucho leí un artículo (no sé si en una revista de piano o de cuerda) sobre este tema del alumno adulto. Se podría traducir en que, ahora mismo, soy la segunda mejor violista de mi edificio, de mi calle, y posiblemente una de las mejores del barrio. Porque la mayor parte de la gente NO sabe tocar. De 40 millones de personas en España ¿cuántas tocan la viola? Bueno, pues ya tocamos mejor que mucha gente, que ni siquiera han empezado. Cuestión de perspectiva. 

Mi suegra criticó bastante mi actuación, pero creo que porque cree que con eso podré mejorar la próxima vez. No creo que lo hiciese a malas... Aunque mortifica que no vean el esfuerzo y sólo se fijen en lo que hiciste mal. 

En fin, mis vecinos me escuchan y todavía no me han asesinado. Tan mala no seré xD

El otro día subí por primera vez -empiezo a pensar que no toco tan mal como para que se me quiera asesinar :-D  - , un vídeo maltocando un par de piezas del Suzuki a Facebook, compartido desde YouTube (en donde lo tengo oculto). Y lo que no me esperaba es que la gente no sólo no quisiera matarme, sino que incluso a todos les gustase. Incluso tuve comentarios del tipo "ya puedes tocar en la calle"... cosa de la que yo me veo todavía lejísimos , pero me sorprendió justo por lo que comentas: de tocar y escuchar tenemos más educado el oído que el resto de los mortales queramos o no, y nuestros niveles de exigencia son mayores. 

Yo me he quedado estancado últimamente en el estudio, llevo una temporada muy muy ocupado, pero volveré ;-) .

Saludos!

Felicidades Urbano, espero que te regales algo bueno por esos dos años de aventura. Y aprovecho para agradecerte que nos cuentes tus vivencias paso a paso, es sumamente gratificante leer tus pensamientos y reflexiones, son como el diario de un viaje interior, con sus descubrimientos, tropiezos, alegrías y emociones encontradas.

Un abrazo, y a seguir camino.

        Gracias, Jesús. En el verano de 2014 decidí que, lo que un día fué una genial idea cuando tenía veinte añitos y abandoné: estudiar música, retomarlo ahora como asignatura pendiente y que diera sentido al resto de mi vida, después de pasar por mil andaduras, afanes y trabajos, ríete tú de los de Hércules. Tenía a mano una guitarra española de mi mujer con cuarenta años a sus espaldas y una raja en la tapa armónica de "no te meneés" y una acústica Yamaha FG300A de mi hijo. Luego vino un piano digital Yamaha P35-B que, pese a un precio mas que moderado, sonaba de miedo y su tacto me hacía soñar que tocaba un piano de verdad. El violonchelo se postulaba como mi tercer amor... hasta que conocí a la viola, tan pequeña, tan transportable (desde luego que el piano, pero también que la quitarra. Le tengo una patológica manía al exceso de equipaje, debe ser por los años acarreando elementos de escena con el teatro)... y que suena tan cálida, tan "humana". Al final es la que se ha llevado el gato al agua. Aparte de consideraciones prácticas, el sonido de la cuerda de la viola es lo que más me llega. Puede que apenas llegue a rozar la capacidad de tocarla con un mínimo de garantias de que no voy a provocar una estampida, pero es lo que quiero hacer, y cuándo suena bién, cuándo tienes seguridad en el arco y tiras de él sin miedo, el potente sonido que emana de su caja te justifica en apenas unos segundos todas la largas sesiones de ejercicios que te han llevado hasta allí. Como bién dice Vorenea: en realidad, ¿cuánta gente puede decir que sabe tocar, aunque sea con extrema sencillez, una viola?... y yo añado: ¿cuánta gente puede decir que sabe lo que se siente cuándo se toca una viola?... (aplicable por supuesto al violín, cello y a la reina (para mí): la viola de gamba).

        Por mi parte debo agradecerte, Jesús, la existencia de este foro que permite que la soledad del estudio no sea tanta cuando puedes compartir con los que avanzan en la misma dirección las "cuitas" del día a día. En un camino tan arduo como este es mejor siempre ir bién acompañado.

       En cuanto mi feroz crítico personal me lo permita, procuraré compartir con vosotros algunos compases que considere no dañen nuesta amistad.

       Gracias por todo. Urbano.

         Creo que cada cual tiene un instrumento musical concreto que traduce sus sentimientos a una forma sonora que le resulta familiar, que le identifica. Cuando sientes la necesidad de aprender a tocar uno de ellos, sin embargo no lo tienes tan claro, puedes intuir los que no te son tan afines y descartarlos, pero acertar es otro cantar... yo he probado con la batería, el órgano, el piano, la guitarra y por último con la viola. Con todos, de manera sucesiva, tienes la esperanza de sentirte identificado al tocarlos. Unos te resultan menos difíciles y otros son endemoniadamente trabajosos. Pero sólo hay uno que al final puede que resultar ganador, por una mera cuestión práctica de tiempo disponible. Todos los finalistas son apeticibles pero tienes que decidirte por uno. La viola, ahora parece que empieza a devolverme algo del empeño puesto en establecer un diálogo con ella. Me gustaría haberlo encontrado por fín.

Un saludo. Urbano.

     El piano es el gran señor de los instrumetos, amable con el principiante aunque muy exigente con los avanzados, toda su mecánica está adecuada a facilitar la ejecución del intérprete. Me encanta el piano, lo he practicado en iniciación y me parece un instrumento ejemplar. La viola es mucho más sencilla mecánicamente, cuatro cuerdas, una caja de resonancia y un arco que frota, pero teneis que hacer amistad con ella, en igualdad de condiciones. La aparente impericia humano - instrumento parece de ida y vuelta. El instrumento no se encuentra tampoco a gusto con el inexperto, le exige un mínimo de atención, a veces no tan mínimo. Le exige dedicación y moral alta. No hace falta tener una viola de luthier para poder entablar amistad con ella, hay unos mínimos, pero son muy asequibles. Cuesta un buén montón de horas dialogar con tu viola, no se digna mirarte a las primeras de cambio, desde luego. Pero, cuándo por fín te habla, te das cuenta que ha merecido la pena. Todo el trabajo que te ha costado llegar hasta aquí, aunque aún no sepas hacer la "o" con un canuto, musicalmente hablando. Sin embargo, ahora estás "con" ella.

       Un saludo. Urbano.

        Estoy probando con los ejercicios de viola estudiarlos simultáneamente en la viola y en el piano, (en este último en Do en tercera, mano derecha). En el piano, que me resulta mucho más fácil, puedo apreciar ritmos y matices que en la viola me cuestan mucho más. Pero hay otro efecto más interesante: al buscar, en la viola, la melodía que has podido hacer en el piano, vas directamente al efecto, más que al proceso de producirlo, preocupación de aspirante, muchas veces entorpecedora de la consecución de un resultado aceptable. Un saludo. Urbano.

        Y aquí estamos con el minueto de Boccherini del Suzuki 2, para terminar el segundo año de viola. Mi profesor, Rubén, ya no sólo trata de implementarme técnicas de digitación y arco que me premitan afrontar los ejercicios en curso, además trata de transmitirme las sensaciones que debo internalizar para ejecutar un pasaje determinado con un mínimo de soltura y confianza, con "savoir faire". Me recuerda mi trabajo con actores noveles a los que tratas de hacerles "vivir" lo que están haciendo.

       Es una fase muy, muy, interesante y creo que prodria ser justa recompensa, sobre todo para él, que tanta paciencia está derrochando conmigo, si yo fuera capáz de aprovecharlo.

       La verdad es que la viola es un instrumento que no sabes en absoluto lo que te depara cuándo decides que vas a pasar una buena parte de tu tiempo libre  (siempre tan escaso, por desgracia), con ella.

       Un saludo. Urbano.

        Creo que, para mí, desde luego, lo interesante de este proceso es el diálogo "intimo" que estableces con tu instrumento. Me puedo pasar horas frotando con el arco sin avanzar un ápice en conseguir una ejecución del ejercicio que justifique mínimamente el tiempo empleado, simplemente buscando el sonido, la vibración o el tacto de la cuerda y el arco. Cualquiera que me oiga en estos estudios y lea estos comentarios puede pensar fácilmente que fantaseo más que toco, y seguramente tenga razón.

         Tocar esta viola no es un acto utilitario, no se trata de exponer una capacidad adquirida, (desde luego, siempre a fuerza de perseverancia y dedicación digna de los relatos de los más afamados héroes de la antigüedad). Es más bién un camino personal que igual, sólo te conduce a tí mismo. Pero quizás, por eso, es más valioso.

         Un saludo. Urbano.

La disciplina de una actividad con la que ponerte a prueba, y con la que retar a tu cuerpo y tus neuronas para que den el 100% de sus posibilidades, con una intensidad que pocas actividades exigen. Es algo que nos cambia y nos hace mejores, aunque a menudo cueste encontrar alguna recompensa. Pero sí que las hay, y son profundamente enriquecedoras.

        Llevo varias semanas ya con Boccherini. Estos son los principales cortes que he hecho para estudiar el Minuet del amigo Luiggi del Suzuki 2, (como siempre, van precedidos de 5 sg de silencio y los compases que son se pueden ver poniendo el cursor del ratón sobre ellos). También los hago más cortos si el pasaje se pone dificultoso y lo tengo que mirar con lupa. Un saludo. Urbano.

Komitas Vardapet, en Rumbo al este de Radio Clásica. Que descubrimiento, quiero la partitura para viola de esta maravilla... ya!

         Esto es un topicazo y además, seguro que me repito. Hoy en día, cuándo pensamos en aprendizaje lo que interesa es el resultado, metas parciales más o menos ambiciosas, pero metas. ¿Y el proceso? ¿No contiene el proceso sensaciones absolutamente nuevas, antes siquiera imaginadas, que nos hacen abrirnos a un mundo desconocido hasta ahora? A lo mejor es tan interesante el proceso como el resultado...

Publicado por: udaimiel

         Esto es un topicazo y además, seguro que me repito. Hoy en día, cuándo pensamos en aprendizaje lo que interesa es el resultado, metas parciales más o menos ambiciosas, pero metas. ¿Y el proceso? ¿No contiene el proceso sensaciones absolutamente nuevas, antes siquiera imaginadas, que nos hacen abrirnos a un mundo desconocido hasta ahora? A lo mejor es tan interesante el proceso como el resultado...

Eso pienso también, porque el proceso te enseña más cosas, no sólo a tocar el violín. 

        Ahora, cuando veo un video de una actuación de un violista, puedo al menos hacerme las ilusiones de que puedo sentir lo que siente cuando hace con su instrumento las maravillas que hace. Sus dedos bailando sobre ese diapasón vacío y el arco con la energía y seguridad que otorga las horas de trabajo y la sensibilidad para aprovecharlas. Es una experiencia que antes me estaba vetada, me era absolutamente desconocida.

         Ayer me pasó con los de Isabel Villanueva en youtube, además con lo expresiva que es...

         Un saludo. Urbano.

        Bueno, hoy la última clase del año de viola, muy intensa, más parecía una MasterClass que una clase normal de estudio de sobre un ejercicio. Me ha gustado.

        Deberes para dos meses y apretón de manos como despedida. Rubén, mi profesor, insiste en que le consulte aún en vacaciones mis dudas, y que si está cerca nos veamos para resolverlas. Es un excelente profesor, dotado además de una paciencia infinita.

       Este período para mí es, sin embargo, la posibilidad de trabajar de forma anárquica lo que me vaya surgiendo en el día a día. Son vacaciones para explorar métodos propios, absolutamente deleznables muchas veces... (le digo: "cuándo vuelva voy a haber adquirido tantos vicios que vamos a necesitar un par de meses para quitármelos").

         Vacaciones de reglas (las que a mí se me ocurren son siempre absolutamente ineficaces al lado de las suyas) ... vacaciones necesarias de todas formas... para meter la pata y para volverla a sacar... para averiguar cosas.

          Hay mucha tela que cortar en esta disciplina... mucha. Pero la estamos cortando.

          Un saludo. Urbano