¿Qué estamos tocando?

Pues es mala suerte tanto cambio de profesor y de criterio, considero que hay que conocer al alumno, el itinerario que ha llevado, sus cualidades, dificultades, las circunstancias de su aprendizaje, antes de decidir qué tipo de exigencias y objetivos se ponen. A veces los profesores se pelean entre ellos por demostrar que conocen mejor la técnica que sus homólogos y toman al alumno como rehén de sus disputas.

Además, en las escuelas es frecuente que los profesores vayan cambiando. Si la escuela es barata, busca a los profesores a los que pueda pagar menos, personas aun en la carrera o con ella recién terminada, y que sólo se quedan un tiempo antes de acceder a otro trabajo.

Yo siempre fui con el mismo profesor. Empezó en una escuela, pero cuando la abandonó para dar clases por su cuenta, como estaba muy a gusto con él, lo seguí, y estuve un montón de años recibiendo sus clases. Así, me conocía a la perfección; mis capacidades, cuánto podía practicar a la semana, cómo reaccionaba a la presión, etc. Eso es bueno, aunque también tiene s parte mala, porque al final nos limitábamos a ir aprendiendo piezas una detrás de otra, sin profundizar en cuestiones técnicas que yo hubiera querido perfeccionar. 

Por eso, hace tiempo que no recibo clases continuadas. Lo que hago es apuntarme de vez en cuando a alguna masterclass o taller que pueda parecerme interesante, porque creo que, cuando me enseño a mí mismo, me termino descuidando y perdiendo esa presión que te hace superarte.

Quizás sería buena idea que probaras algún profesor particular y le contaras tus dudas y problemas. Si hay suerte y tienes buen feeling, ya tendrías a alguien que te guiara varios años.

      Sí, de la gavotte de Mignon yo acabé también "hasta el moño", aunque no por los mismos motivos que tú, Vorenea.  Coincido con Jesús en que ha sido un caso de especial mala suerte la tuya en la escuela, de lo peor que te podía pasar empezando con un instrumento tan exigente como la viola.

      Las personas organizadas y sistemáticas (entre las que creo encontrarme) necesitamos puntos de partida y de llegada concretos para las etapas de cualquier empresa que tengamos entre manos. Lo contrario desorienta y, lo peor, desanima, haciéndonos abandonar aquella actividad en la que no encontramos una línea clara de actuación que nos conduzca al objetivo de manera eficiente.

       Espero que puedas encontrar a alguien que te ayude mejor de lo que han hecho hasta ahora en esa escuela. Hago extensible mi deseo a tu hijo, a ver si van a conseguir que se aburra con tanta exigencia si no le dan a cambio algo que llevarse adentro.

       La enseñanza tiene que cumplir con una premisa ineludible que es ilusionar, mantener viva la llama que recompensa el esfuerzo diario, y que sin ella, el abandono de la disciplina por tedio está casi asegurado.

       Un saludo. Urbano.

               Los adultos tenemos una ventaja fundamental y es que interiorizamos sensaciones derivadas de nuestra práctica con el instrumento que los más jóvenes ni se plantean.

               Cada nuevo reto planteado, en el transcurso de los ejercicios, viene acompañado de una miríada de elementos retroalimentadores que potencian el acercamiento entre el ejecutante y su instrumento. No se trata sólo de adquirir una capacidad sensomecánica que nos permita ejecutar una partitura con habilidad y emoción, hay mucho, mucho más. Algo que alimenta el núcleo de lo que somos. Lo que nos hace evolucionar y, por tanto, ser más felices.

               Eso es, para mí, lo más interesante de todo esto.

               Un saludo. Urbano.

De la escuela me gustan algunas cosas, como que vamos juntos el peque y yo. He estado buscando profesores de viola, pero no hay muchos y los que hay son bastante más caros que la escuela. Supongo que no tomaré decisiones con solo dos clases que me faltan. Esperaré a comienzo de curso y veré cómo me lo planteo. Por ahora tengo suficiente nivel y entendimiento para trabajar pequeñas cosas por mi cuenta. Y además tengo la ayuda de mi hija, así que no es por falta de cosas que estudiar.

Pero sí es cierto que me gustaría tener una sensación de finalidad, esos pequeños retos que te van marcando el camino. No tengo prisa por acabar, pero sí me gusta ir superando cosas poco a poco. Lo que tengo claro es que en este año he acabado enamorándome del instrumento, que es muy importante. También estoy más cómoda con la postura, con la afinación... Ya escucho mejor los sonidos y estoy más relajada. Así que no puedo decir que no haya servido de nada. 

Me di 5 años para empezar a sonar medio decente, así que todavía tengo mucho margen. Y por mi cumpleaños, que es en un mes, ya he decidido regalarme el arco nuevo. En cierto modo será un premio por mi primer año tocando casi a diario.

Un saludo,

Dési

      "... la prudencia no tiene precio..." decía el fraile en "La princesa prometida" cuando el soldado de puerta quería atravesar al lobo enjaulado (a la sazón, nuestro héroe transmutado) con su espada por haberle enseñado los dientes.

      Hay mucho camino que recorrer, "el buey es lento, pero la tierra es paciente".

      ¡Madre mía, Boccherini! ¡El minueto este tuyo me tiene loco! Me veo este verano dale que te pego con esto...  ¡Que dura la vida del artista!

      Un saludo. Urbano.

        Corrección al anterior: el fraile y su frase no era de "La Princesa prometida" sino de "Lady Halcón", I´m sorry.

        Un saludo. Urbano.