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Pues eso, resulta que el violinista que realizó las últimas grabaciones oficiales del Método Suzuki ha sido acusado de conducta sexual inapropiada hacia compañeras de la orquesta de Cleveland, en la que él era concertino, de modo que prominentes miembros de las organizaciones del método se plantean volver a grabar todo el método porque esa música estaría… ¿manchada?
Ciertamente se hace algo raro este planteamiento; según esta idea, cualquier música interpretada o grabada por una mala persona habría de ser eliminada o sustituida. ¿Habría que hacer lo mismo con escritores, pintores, cineastas...?
Por otra parte, el Método Suzuki es una obra pedagógica para niños en las que el nombre de este señor, William Preucill, aparece impresa en cada portada como intérprete, y no deja de ser algo incómodo.
¿Qué opináis?
El debate en la estupenda web violinist.com: