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No toca el violín, pero no puedo dejar de recomendar a este hombre, cuya voz me encoge el corazón. Sólo necesita una guitarra y su voz para transmitir toda la pureza de una música áspera, sencilla, cansada, vivida. Una música que no se aprende en las escuelas.
Lo cierto es que este hombre está hecho una pena físicamente, pero todavía puede desgranar un puñado de canciones puras y descarnadas.