Quisiera volver a practicar....

Sí que es una pena, sólo desearte que sea una situación temporal, y que más pronto que tarde puedas dedicarle un tiempo también a lo que te hace feliz. A veces, cuando estás trabajando o estudiando, cambiar de actividad y tocar un rato incluso es positivo para que tu mente se refresque y pueda seguir realizando otras actividades con mayor concentración.

Vivimos tiempos duros en los que hay que sacrificar cosas, poner en orden nuestras prioridades y decidir qué es realmente lo que queremos y lo que debemos hacer.

Ánimo y un saludo

Buenos días Sofía,

me gustaría que este mensaje te ayude a sentirte mejor, y te dé esperanza... No sé cuánto tiempo llevaba el violín en tu vida, pero te puedo hablar de mi experiencia personal, pues estos sentimientos que nos describes, me son tan familiares! Yo empecé a los nueve años con el violín, hace 30 años que lo toco, y en ese tiempo, ¿sabes cuántas veces me he sentido igual? Muchas! No es un problema sin solución, es simplemente consecuencia del estrés. Si te das cuenta, estás hablando de la falta de tiempo, y la cantidad de tareas ... Mira, hace poco me volvió a pasar, llevaba unas semanas practicando muy duro para tocar en la boda de unos amigos, y sentía mucha presión porque llevaba mucho tiempo sin tocar en público y temía hacerlo mal... El resultado fue que ,tras la boda, estuve al menos 3 semanas sin tener ganas de tocar. Cuando me ocurre, simplemente lo dejo estar, no me fuerzo, y espero...espero al momento en que de pronto un día, vuelvo a tener el deseo de tocar, y siempre , te aseguro que siempre llega, antes o después. Es bueno esa nostalgia que sientes, es bueno echar de menos, porque entonces, cuando vuelvas a coger tu violín, lo disfrutarás otra vez. Esa nostalgia que sientes es lo que demuestra que va a ocurrir... y el violín va a estar ahí cuando ocurra, nunca lo vas a perder, pase el tiempo que pase, aunque sean meses, incluso un año, te lo digo también por experiencia propia, pues en estos 30 años me ha pasado de todo, pero al final, después de cada naufragio en la tormenta, venía la calma, y mi violín seguía estando ahí.

Y si te sirve, lo puedes aplicar a cualquier aspecto de tu vida... aunque algo nos encante, en situaciones concretas podemos perder las ganas, y no disfrutarlo, porque nos puede más el agotamiento nervioso y lo único que hay que hacer en esos momentos es cuidarse, descansar, comer bien, etc, y recargar nuestra batería. Con las pilas cargadas todo se ve de otra manera.

Un abrazo!

Bea