Desde hace un tiempo toco el violín en una banda de estilo diríamos, folk psicodélico, y a menudo los temas necesitan disonancia, distorsión, ruidos, crujidos y un poco de locura. Es una sensación de libertad maravillosa para un violinista, sin partitura, sin guión, tocando con las tripas, con furia, como una estrella de rock desatada (algún día subiré alguno de nuestros temas).
Cuando se habla de violines, todo el mundo imagina sonidos celestiales, armonías dulces y emotivas de música clásica o, como mucho, jazz elegante, música zíngara, melodías románticas mientras cenas, etc. Pero lo cierto es que el violín puede acoplarse a muchos otros estilos de música, incluidos aquellos más ruidosos, y es posiblemente en esos ambientes menos habituales donde puede expresarse de una manera más libre y original.
The Velvet Underground es una de las más grandes bandas de todos los tiempos, famosa por sus sonidos obsesivos, sus letras ácidas y su malditismo. En este legendario tema, la viola de John Cale me enseñó dos cosas: que lo importante es la canción y a veces una sola nota es mejor que mil diabluras, y que hay más sonidos expresivos que los que la tradición enseña (atentos a la desquiciada parte final). Quizá os parezca que no hace nada meritorio, pero en mi opinión ese minimalista y esa nota constante como un mantra es uno de los factores que contribuyen a la magia de esta música.
Espero que os guste este mítico tema, un viaje alucinógeno sin necesidad de drogas.