Como lauderos, nos enfrentamos con el tema de la simetría y a veces nos sorprendemos de cuán poco obedecen hasta los mejores instrumentos antiguos de la historia a los criterios de una «simetría perfecta».
El alquimista dice: «Lo que no tiene nombre no existe».
Que significa: «Lo que no es único e irrepetible no tiene esencia propia».
Por lo tanto, lo que consiste en dos mitades congruentes , por tanto, según la concepción moderna es «perfecto» en su simetría, no tiene esencia propia, porque si una mitad es repetible, todo es repetible.
Ninguna hierba, ninguna hoja, ninguna cara y ningún violín construido por Amati, Guarneri, Stradivari o Stainer tienen dos mitades totalmente idénticas, por lo que no son «perfectos», aunque obedezcan a un concepto de simetría. El arte barroco está dibujado a mano, es la plasmación de un movimiento, no es estático, y no es repetible porque no es perfecto.
Como ejemplo, el círculo: un círculo «perfecto», dibujado por ordenador, no es un círculo en un sentido alquímico-filosófico, porque no tiene esencia propia y ni siquiera existe porque no tiene «nombre».
Si hiciéramos propio este pensamiento en su totalidad, todo nuestro trabajo cambiaría radicalmente.
Fotos:
- Portada: composición con Hombre de Vitruvio y violín: Leonardo da Vinci, Galería de la Academia de Venecia.
- Hoja: Archivo público.
- Violín Francesca: The Metropolitan Museum of Art