Aclaremos una cosa antes que nada: no soporto los libros y guías de autoayuda. Son compendios de slogans sencillos y banales para enderezar nuestras decepcionantes vidas evitando esfuerzos, esfuerzos que supuestamente ya han realizado estos amables escritores que han navegado por la vida escudriñando los engranajes que abren las puertas del éxito.

Dicho esto, lo cierto es que, a menudo, estos consejos, cuya mayor virtud tienen es la de hacer ricos a sus autores, albergan ideas lógicas y sensatas que simplemente necesitábamos que nos recordaran, porque estamos demasiado liados con miles de estímulos exteriores, estímulos basura en su mayoría, como para darnos cuenta de que básicamente estamos haciendo algunas cosas mal, que quizás padres y abuelos tengan algo de razón en lo de abrigarte, ser educado, amable, estudiar, ordenar tu cuarto…

Ordenar tu cuarto, lo más tedioso que puede haber en la adolescencia. Llegabas a preferir el caos, el desorden, la suciedad, el azar. Ordena tu cuarto es la frase más famosa de un libro llamado «12 Reglas para la vida. Un antídoto contra el caos», de Jordan Peterson, un profesor de psicología clínica de Toronto que se ha hecho muy famoso gracias a, además de por su libro, a un activismo social muy intenso en foros, redes sociales y plataformas de vídeo y podcasts en temas sociales, políticos y religiosos muy sensibles y controvertidos hoy en día, como el feminismo e ideologías de género, la corrección política o la censura. La fama de Peterson alcanzó una gran expansión internacional tras la aprobación una polémica ley en Canadá, que él y otros consideraban que limitaba la libertad de expresión en las universidades. El caso más mediático en el que se vio involucrado Peterson está relacionado con las avanzadas políticas de género en Canadá, que tuvieron su plasmación más relevante en la propia Universidad de Toronto de Peterson, en la que se conminaba a todo el profesorado y personal acatar la política según la cual es obligatorio dirigirse a los estudiantes transgénero con el pronombre que estos decidan (pronombres de género neutro habitualmente) .

Jordan Peterson consideró que esta imposición era una limitación a la libertad de expresión, y de este enfrentamiento y los subsiguientes encontronazos mediáticos con la comunidad de los llamados Social Justice Warriors, se fue definiendo la imagen de Peterson como la de un paladín de cierto liberalismo (económico y social), que algunos definen como pura y disimulada Alt-right (la nueva extrema derecha) y otros como resistencia y rebelión contra la opresión de la corrección política y las ideologías de género.

Esto es un lugar de música y no voy a pronunciarme sobre este tema, del cual tengo opiniones encontradas, pero quería que tuvierais en contexto al autor de las reglas que voy a subvertir porque, aunque no creo que una vida pueda sostenerse siguiendo una serie de reglas leídas (creo que cada vida debe encontrar las reglas particulares que dicha vida enseña), sí que me han parecido interesantes aplicadas al ejercicio de la música, a una vida que debería combinar orden y caos para ser creativa pero también efectiva y exitosa.

Estas son las 12 reglas para la vida de Jordan Peterson, reconvertidas y reinterpretadas por mí en 12 reglas para los músicos. Puede que os parezcan consejos un poco a la antigua usanza, muy de padre conservador (ordena tu cuarto…), pero yo tengo que reconocer que me parecen consejos sensatos.

 1. Ponte recto y echa tus hombros atrás.

Como si fuera en la mili vamos. Si eres violinista ya deberías saber la importancia de una postura erguida y correcta. Y no sólo para evitar problemas físicos, sino también para que nuestra postura influya positivamente en nuestra actitud. Porque igual que sabemos que nuestro estado psíquico influye en nuestro cuerpo, también se ha demostrado que la postura y actitud corporal influye en nuestro estado anímico. Un cuerpo a la defensiva y encogido nos predispondrá a la introversión y a la incomunicación. Elévate y ábrete. Sin exagerar, claro, tampoco se trata de ir andando por ahí de forma antinatural y ridícula.

2. Trátate a ti mismo como si fueras alguien del que fueras responsable de ayudar.

El viejo enemigo de la auto-compasión. «No me sale esto, me cuesta demasiado, no puedo hacer el vibrato, todo es patético…» Si tuvieras que ayudar a alguien que se queja así seguramente lo ayudarías y animarías ¿no es así? Pues igual o más importante es que seas amable, servicial y proactivo contigo mismo. Intenta solucionar los problemas propios como si ayudaras objetivamente a otro. Además, piensa que lo que hagas para mejorar tú mismo será también positivo para los que te rodean.

3. Hazte amigo de aquellos que quieren lo mejor para ti.

Ya sabemos que hay personas tóxicas o negativas, y en música eso puede afectar muchísimo. Mantente alejado de los que te apartan, deprecian o se ríen de tus tentativas, tus propósitos de crecer, de mejorar, de practicar, de conseguir tus objetivos, ya sea aprender, tomar iniciativas, aventurarte, trabajar duro en tu sueño musical. Cultiva la compañía de los que te apoyan en tus buenos proyectos.

4. No te compares con los demás músicos; compárate con quien eras ayer.

Siempre somos una mierda comparados con otras personas, pero nuestra única referencia debe ser quien fuimos. Sólo intenta mejorar día a día y pensar en el próximo objetivo y en lo enriquecedor que es el proceso.

 5. No permitas que tus hijos hagan cosas que causen que los detestes.

Vale, esto sí suena algo rancio pero creo que es un buen consejo para algunos padres actuales (de hijos que estudian violín, pongamos), que son por un lado sobreprotectores, por el otro pusilánimes y débiles a la hora de orientar a sus hijos: horas de uso del móvil u otros dispositivos electrónicos, comportamiento en sociedad, empujarles a practicar. Si no presionas en estos y otros aspectos sólo por no tener conflictos con tus hijos, terminarás educando a una persona con costumbres y actitudes negativas para sí mismo y los demás, y no le habrás hecho ningún favor. Por supuesto, no se trata de obligar a la fuerza, pero sí deben saber lo que consideras correcto, y hay un equilibrio entre el amor y la amabilidad con la rigidez. Se rebelarán a menudo (es lo que deben hacer) pero tus consejos terminarán calando en ellos.

6. Ordena tu casa antes de criticar el mundo

Todos somos propensos a infravalorar a otros, a menudo como un mecanismo de compensación para ocultar nuestros propios defectos. Ésta es una de las expresiones más frecuentes de Peterson. Con «tu casa» o «tu cuarto» Peterson está hablando en realidad de «tu vida». Si quieres cambiar tu entorno primero intenta que tu vida sea digna de orgullo. Busca actividades, trabajos enriquecedores, repara tus relaciones rotas, pide disculpas a quienes hayas ofendido, haz amigos y contactos. Recuerda la regla 2: lo que hagas para mejorar será positivo para los demás, especialmente para tus seres cercanos.

7. Busca lo que es relevante, no lo que es fácil o conveniente.

No hay forma fácil de conseguir resultados en la música, el camino al éxito siempre es arduo y requiere esfuerzo y a veces renuncias. «Dejarse llevar por lo cómodo es fácil, pero recuerda que no hay viento a favor para las personas que no saben a dónde se dirigen».

8. Di la verdad, o al menos no mientas.

Ser sincero, no hacer músicade forma impostada, debería ser un auténtico mandamiento para todo intérprete. «La mentira es como una droga; a corto plazo produce efectos que pueden parecer positivos, pero en el largo plazo te puede destruir y no te llevará más que a tener problemas, tapando una mentira con otra y haciendo que acabes siendo rechazado por todos.»

9. Asume que la persona que escuchas puede saber algo que tú no sabes.

Al tocar en grupo sé humilde y escucha a los demás. Dialoga con ellos. aporta tu verdad pero aprende del resto.

10. Se preciso al tocar.

No toques las cosas más o menos. Busca que suene lo que deseas que suene, no lo que sale. No pases por encima de los errores sin más.

11. No molestes a los niños cuando juegan.

Cuando los niños juegan o tontean con el instrumento, no trates de reprimirlos o encorsetarlos. No intentes modelar a los niños tratando de imponerles tus gustos o ideas. Déjales que se desenvuelvan libremente.

12. Si ves un gato en la calle, acarícialo.

Jordan Peterson termina relajando la tensión. Después de tantas reglas de comportamiento las dos últimas son todo lo contrario, una liberación y una invitación a la espontaneidad, la improvisación y el libre albedrío. Porque las reglas también están para saltártelas. «Aprende tus limitaciones. La vida humana es corta y frágil, aprecia la belleza y vive el momento. El destino es importante, pero no merece la pena si no disfrutas del viaje. Podríamos decir: no dejes que las reglas sean tu cárcel.


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