¿Violín o Fiddle? ¿música culta o popular? suelo bascular, en mis preferencias con este instrumento, entre ambos mundos. Unas veces paso meses peleándome con obras para violín clásico o barroco, otras me divierto con piezas folk de todo tipo, e incluso hay épocas que, si tengo tiempo, combino ambas.
Cuando se piensa en grandes violinistas se suele pensar más en intérpretes clásicos, que probablemente son los que más recursos técnicos poseen, pero no debemos olvidar otras cualidades que hacen brillar a un músico. En relación con esto hoy traigo un fantástico «fiddler», al que no deberíamos comparar con uno de esos virtuosos históricos que todos conocemos, porque actúa en un ámbito propio, el de la música irlandesa, dentro de la cual es, sin ninguna duda, uno de los grandes.
En la música tradicional de origen celta, ya sea irlandesa, escocesa, se utilizan una serie de recursos técnicos específicos: el «scrunch», el «cut», el «flick», adornos, golpes de arcos especiales, que dan énfasis, adornan las notas o refuerzan el ritmo.
Muchos fiddlers dominan esas técnicas de forma endiablada, pero lo que me gusta de Martin Hayes es que todos esos recursos están al servicio de la expresión. Se suele decir que un violinista, independientemente de su nivel técnico «o transmite o no transmite»; y es que al intérprete hay que sentirlo, no debe esconderse tras su técnica o tras una partitura, sino que debe usarlas para hacernos transportarnos la forma en que él/ella siente la música. Esa capacidad unida a una forma de tocar absolutamente personal lo hacen irresistible para mí.
Y es curioso ver como a veces la música forma relaciones circulares unidas por relaciones misteriosas. Me hizo sonreír saber que Martin Hayes cita como referencias a gente tan distante de él (y santos absolutos de mi devoción), como Arvo Pärt o Jordi Savall. O que ha buscado enredarse en historias con músicos de jazz o violinistas eclécticos como Darol Anger. Y sin embargo, esas influencias no han hecho en él otra cosa que profundizar su conocimiento sobre su propia tradición irlandesa, a la que puede así sentir con mas claridad desde otros puntos de vista y profundizar en ella, extrayendo de su simplicidad inicial infinidad de matices.
Un poco de biografía:
Martin Hayes nació, como no podía ser de otro modo, en Irlanda, en 1962. Como sucede a menudo con los grandes músicos, es hijo de otro gran fiddler, PJ Hayes, líder de los Tulla Ceili Band y ya fallecido, ha sido campeón del «All Ireland Fiddle» en seis ocasiones, además de varios premios más. Tiene cinco discos grabados con diferentes músicos (entre ellos su padre), y actualmente es un miembro de la super-banda contemporánea de música irlandesa, The Gloaming, junto con Iarla Ó Lionáird, Caoimhín Ó Raghallaigh (otro violinista increíble, y con un violín de 10 cuerdas hecho a medida a mezcla de Hardanger noruego y viola d’Amore), Dennis Cahill y el pianista Thomas Bartlett. Y es el concierto de presentación de su disco el que os traigo hoy aquí, una impresionante muestra de lo que la música tradicional puede llegar a ser.
Me da cierta envidia la importancia que muchos países le dan a su cultura musical «popular», acogiendo por ejemplo un evento como éste, de apenas un puñado de intérpretes de música tradicional nada menos que en el Royal Albert Hall, con un éxito de público absoluto. Espero que lo disfrutéis.