En el justo instante en que su móvil marcaba las 3.13h, al tiempo que comenzaba a sonar un piano en el hotel en el que se alojaba, René Pérez Joglar, mejor conocido como Residente, escuchó el último mensaje que su amiga Valentina Gasparini, le había dejado.
Valentina era una violinista de origen mexicano con un futuro resplandeciente que residía en Francia y, en su mensaje de voz, le mandaba sus mejores deseos para que quizás, si la suerte y las giras les eran propicias, podrían encontrarse en algún momento en París para colaborar en una canción.
No fue la suerte, sino una palabra tan parecida que sólo las diferencia una letra, la que lo impidió. La muerte, la inesperada muerte de Valentina, brutal e insensata, golpeó a René, quien, como todo buen artista, sublimó su pena en un tema que acaba de publicar portando el título de aquel último momento que supo de ella.
3.13 es la hora de su último mensaje, y es un número que Residente afirma encontrar por todas partes desde entonces, como si el espíritu de su amiga se apareciera para saludarlo con una sonrisa y una pequeña broma.
Desconozco el motivo de su esa inesperada muerte: he leído especulaciones sobre un suicidio, otros deducen por el tono del vídeo que podría ser un cáncer voraz, pero en cualquier caso es, como toda muerte en plena juventud, especialmente trágica.
Este martes sale 313, un tema que nació de manera inexplicable, sobrenatural y mágica. Inspirado en mi amiga Valentina, una joven violinista talentosa que aunque ya no está físicamente aquí, sigue estando. 🎻⏳ pic.twitter.com/trzk6Huys0
— Residente (@Residente) February 18, 2024
Me ha emocionado de una manera extrañamente intensa escuchar esta música. La primera vez no conocía nada del luctuoso trasfondo que la recorre. Pero se podía sentir a un Residente dolorido, furioso incluso contra el destino.
Y un final que nos emociona, mecido por la conmovedora melodía de un violín, como no podía ser de otra manera. Unas frases sufrientes que son interpretadas por Noemí Gasparini, la hermana de Valentina, quien era probablemente su mayor admiradora.
La voz de Silvia Pérez Cruz y la interpretación de Penélope Cruz, junto a una onírica coreografía redondean lo que, en mi opinión, será uno de los temas del año. Un obra de arte descomunal que certifica que la música hispana, más allá de debates sobre estilos, vive un momento espléndido.
En este vídeo podéis conocer un poco mejor cómo era Valentina Gasparini: