Tras una pausa de perplejidad, algunos de los asistentes intentaron responder a la pregunta con ejemplos extemporáneos como “la rueda” “el helado” o “los palillos chinos”.
Ciertamente el guiño de O’Connor esconde alguna trampa, ya que, en realidad, la mayoría de los violines antiguos fueron modificados en longitud e inclinación del mástil a comienzos del XIX, pero realmente no es una objeción que invalide su idea: los cambios estructurales se realizaron para adaptarse a la necesidad de una mayor potencia de sonido, dado el mayor tamaño de las salas de concierto, y a la necesidad de más amplios cambios de posición y mayor rapidez para la mano izquierda que la evolución de la música exigía. Pero no serían necesarios para interpretar la misma música de entonces.
Y en el fondo todo el mundo alberga esa concepción legendaria del instrumento. Podemos visualizar el violín, (y sus parientes del cuarteto de cuerda), como la cúspide de un proceso evolutivo de búsqueda, mejora continua, pequeños hallazgos revolucionarios, que en una época determinada alcanzaron su “forma perfecta”, la combinación mágica de elementos que proporciona el más bello sonido posible, un sonido que ha llegado a adaptarse a músicas de todas las épocas y todos los continentes.
Imaginamos a artesanos cremoneses, como magos alquímicos, realizando en el mortero mezclas sin fin en busca un nuevo barniz, seleccionando en almacenes los fragmentos de madera perfectos, ajustando moldes y tallando hasta alcanzar la forma definitiva de su instrumento ideal.
Y la encontraron.
Y desde entonces los creadores de violines han intentado mejorar, o siquiera igualar ese sonido, sin conseguirlo del todo.
La última tendencia viene de la mano de los avances tecnológicos e industriales, como no podía ser de otra forma. Desde luego no creo que sea un avance que propicie la mejora en la calidad del sonido, pero sí que puedo imaginar un futuro en el que los instrumentos de nivel básico no se construyan, sino que se impriman; incluso que los pueda descargar, imprimir y montar cada uno en su casa, tal como hacemos ahora con las partituras. Y es que, en realidad, ya es posible hacerlo, y el proceso no dejará de ser cada vez más fácil, más barato, y de mayor calidad.
Vamos a ver algunos ejemplos:
VLNLB
Al ser bastante fiel a lo que serían las piezas de un violín normal, requiere habilidad y cuidado a la hora de construirlo, con lo que han tenido que tomarse algunas libertades un poco dudosas; por ejemplo: en las instrucciones se recomienda sujetar el alma con pegamento, lo que sería una barbaridad para cualquier luthier. También sugieren utilizar clavijas de ukelele, todo ello para esquivar la necesidad de herramientas especiales y técnicas complejas.
Uno de los problemas que puede acarrear es el tamaño de las piezas, que exige máquinas de gran tamaño, ya que las impresoras 3D estándar suelen tener un tamaño máximo de aproximadamente 25 x 20 x 20cm.
Este proyecto tuvo un intento de financiaición por kickstarter que no logró su objetivo, pero el autor ha dejado su trabajo a libre disposición de quien quiera intentar construirse uno, hay versión para violín y para viola:
Archivos para violín
Archivos para viola
Más información:
HOVALIN
El ejemplo de sonido en vídeo no siempre es muy fiable:
Todos los archivos necesarios están gratuitamente disponibles para su descarga, y la casa HOVA LABS, responsable del Hovalin, asegura que su impresión (si no he entendido mal) tendría un coste de aproximadamente 70$.
Desde su web, HOVA LABS ofrece tres opciones para hacerse con una de sus criaturas: descargar gratuitamente los archivos, para llevarlos a una casa a que los imprima en 3D y montarlos uno mismo; comprar las piezas impresas por separado y montarlo uno mismo (450$) o comprar un Hovalin ya totalmente montado y configurado (600€).
Salvo el primer caso, en el que 70$ y la experiencia de montar tu propio instrumento podría ser un buen aliciente, en los otros casos creo que por esos precios se pueden encontrar mejores opciones de violines tradicionales. Dicho sea con prevención, puesto que no he llegado a tener uno entre las manos.
Violín para descargar:
Violín completo:
Comprar el kit:
3DVarius
Este capricho indecente dobla directamente el precio del violín eléctrico más caro que yo haya visto. Un problema puede ser que su barbada incorporada no se ajuste perfectamente a todo el mundo. Pero con el 3Dvarius han encontrado la solución con la que parecen enfocarlo todo: si pagas 500€ más fabrican el violín con las dimensiones que prefieras.
Esta bella y peligrosa criatura tiene un precio básico de 6.999€. Si te parece poco siempre puedes ponerle un nombre (+49€), o grabarle un texto en su superficie (+499€), o, como ya hemos dicho, pedirlo con medidas particulares (+499€).
¿Piensas que no es para tanto? pide un 5 cuerdas, a partir de 7.999€.
https://youtu.be/tAHcnIkMDuc
Más información y venta:
F F Fiddle
Creo que éste fue uno de los primeros modelos que encontré listos para descargar, con un diseño tosco y sencillo que facilita las cosas. Realmente, en violines eléctricos la calidad del sonido viene definida por la calidad de los componentes electrónicos, junto con el puente y las cuerdas, con muy poca influencia del cuerpo del instrumento, a diferencia de lo que ocurre con un violín tradicional. Por eso no hay por qué fiarse mucho de las apariencias al elegir uno de estos instrumentos y probarlo siempre.
La ventaja es que puede imprimirse incluso en una impresora 3D casera barata. Lo que no me parece tan racional por tanto es el precio, que abarca desde los 475€ de las distintas piezas y componentes sueltos, listos para montar, hasta los 750€ del violín listo para tocar.
Una buena opción si tienes una impresora casera y no te avergüenzas de que te vean tus amigos con un bicho tan feo.
https://www.youtube.com/watch?v=TcDJp4kfmu0
Más información y archivos:
Hasta aquí un recorrido por algunos de los experimentos realizados con las nuevas tecnologías de impresión 3D. Con sus virtudes y defectos, algunos prototipos al menos invitan al «Hazlo tú mismo», a la investigación y la experimentación.
No me cabe duda de que seguirán apareciendo nuevos proyectos basados en esta tecnología, cada vez más refinados e interesantes, muchos engendros y algunas buenas ideas de vez en cuando.
Si alguno os animáis a descargar, imprimir, o comprar directamente alguno de estos ejemplos no dejéis de comentar vuestras experiencias.
Esta semana empecé un curso sobre «Cultura Maker en el Aula» y vi por primera vez una impresora 3 D en persona. También he visto la cantidad de «espacios maker» que hay en distintos puntos de la geografía.Viendo este reportaje sobre los violines fabricados de esta manera, espero el día en que , como dices, cualquiera podamos imprimir y tener nuestro violín. Pasará como con otras cosas, primero fueron caras, y hoy en día las tiene todo el mundo. Ojalá esto sirva para que en cualquier lado del planeta alguien que quiera aprender a tocar el violín pueda cumplir su deseo, sin importar dónde viva o el dinero que tenga.